OPINION, 29 septiembre 2021
Cuando hablamos sobre las
personas de mayor edad, nos referimos a aquellos que han pasado los 60? No sería
mejor los70? De pronto muy jóvenes, que tal mejor los 80. Sí, creo que por los
80 podríamos comentar algunas cosas que nos pueden pasar y ver en qué forma
podemos sortearlas inteligentemente como si tuviéramos, digamos para ser
positivos, los 25 años, de vida, no de experiencia, ya que eso sería otro
indicador, que no tomaremos en cuenta en este artículo.
¿Porque digo los 80? Obvio,
hace un par de años los superé exitosamente. Si, seguí trabajando activamente,
e inclusive llegué a dormir alrededor de las 12 de la noche. Y no fui a dormir
a esa hora por insomnio, entiendo que insomnio es cuando el sueño no nos llega
y tenemos que tomar alguna pastilla para caer dormidos. No, tareas de mis
estudiantes e investigación donde encontrar lo que otros ni siquiera han
pensado que existe.
Lo primero conseguir cita. Un
poco demorado por desconocimiento del procedimiento a seguir. Hay que
realizarlo a través del computador, segundo, definición de qué documentos
llevar y pago a realizar. Tuve conocimiento que en otro consulado se podía
pagar inclusive con tarjeta de crédito, pero no acá. Esto junto con documentos
y pasaporte. Determinación hora de la cita: 8:40 a.m.
Se inició, la programación del
viaje. Normalmente uno viaja con su propio cronometro, me explico, a la hora
que sea, pero otra es cuando si no llega tiene que volver a solicitar nueva
cita. Estando la fecha de vencimiento muy cerca, era un problema. ¿Cómo llegar?
Bueno, debo reconocer que Christopher Columbus no tuvo que consultar sus mapas
para descubrirnos, bueno pero nosotros sí.
Una vez que tuve la dirección,
entré en contacto con Google.com para averiguar cómo llegar a mi dirección con
un par de horas antes de la cita. El avance de la tecnología me permitió, en
internet, seguir nuestro viaje con tal grado de seguridad en sus mapas,
direcciones, puentes, peajes, etc. que exitosamente llegamos con las dos horas
de anticipación. Mi obsesión, cumplir con lo propuesto, para lo cual debía
prepararme adecuadamente y así lo cumplí.
Visita al oftalmólogo. No es que no
vea, inclusive a mi corta edad leo sin ellos, pero sí los necesito para evitar
los rayos que emana la pantalla del computador. Hace un poco más de un año tuve
que visitarlo. Dado que mi oftalmólogo no se encontraba me asignaron otro. Muy
formal, pero me dejo inquieto pues habló de cirugía de cataratas y que al
hacerla se podría tratar el glaucoma. ¡Wow! Tremendo, nunca pensé que esto me
podría pasar a mí. Aun así, él me recetó un medicamento que mantendría mis ojos
bajo control.
A los seis meses pedí cita con
mi oftalmólogo regular.
Él me recomendó seguir con el
mismo medicamento y que en próxima cita veríamos que reacciones aparecían. Me
tranquilizó. Al mismo tiempo mirando YouTube.com encontré una señora que
anunciaba como reducir o acabar con las cataratas.
Formula: Cuatro cucharadas de
té ( Perfect for red raspberry leaf tea ) y una tasa de rosas rojas. Hervir cuatro tasas de agua. Colocarlas
en un recipiente de vidrio las 4 cucharadas de té y las rosas rojas. Revolverlas
con una cuchara por unos 3 minutos. Luego tapar el recipiente de vidrio con aluminio
foil (papel celofan) hasta que se enfrié. Luego filtrarlo.
Mantenerlo en un recipiente en
la nevera. Cuando se vaya a utilizar, tener las manos limpias, humeder dos
algodones, pasando uno por cada ojo, uno
vez en la mañana y otra antes de acostarse, durante tres meses.
Yo estaba muy expectante por
visitar mi odontólogo para saber cuál sería su concepto. Me dijo que todo
marchaba muy bien, que continuara con el medicamento que me habían prescrito.
Que nos viéramos en seis meses nuevamente. No le dije nada, pero su actitud
para mí era la mejor respuesta. Nada de cirugía como había dicho mi anterior
oftalmólogo. ¡Que más quería yo!