domingo, 30 de mayo de 2021

EL COVID-19 NO PERD0NA SEA AQUÍ O ALLA

 OPINION, 3 de junio de 2021

Pareciera que nuestras relaciones personales con los familiares o amigos, en nuestros países de origen, se van “enfriando” con el paso del tiempo, poco a poco. Falta de tiempo, dedicación al trabajo, familia, etc. Esto puede ser similar a lo que pasa con las amistades locales, mientras uno pueda ofrecer algo, los que lo necesitan están con uno, caso contrario hay distanciamiento. Esto es algo natural. En el caso de familiares en nuestros países de origen los dos factores favorecen el distanciamiento.

Un ejemplo. Dos estudiantes de español se ausentaron de la  clase por unos días. Si, después de su estadía en la Florida, aprovecharon el viaje de regreso para visitar sus familiares.  

Pero y que pasa con aquellos que residimos en este país y sin querer nos hemos distanciado de los nuestros, en nuestros países. Existen varias razones: económicas, de cuidado de algunos bienes, de cuidado de jóvenes que aun cursan estudios en el país, etc. Hemos tenido conocimiento de hispanos, que cuando sus familiares son sometidos a cuidados de salud, o cirugías, viajan de inmediato a sus países para asegurar, a los suyos, de especial atención. .

Hasta el momento y en ciertos casos todos hacemos lo posible por comunicarnos a través de los miembros de nuestras familias, por comunicación tipo Smartphone o  Zoom. En este caso se puede establecer con regularidad. ¿Qué pasa? Que no todos habíamos pensado en el uso del Zoom o del Whatsapp y otros que son gratis. 

No hay duda que cada uno de nosotros conoce medios de comunicación que al compartirlos nos facilitarían en grado sumo esta interacción familiar. Por ejemplo, durante parte de la pandemia, a instancias de nuestro hijo menor, además de las llamadas telefónicas, empezamos a comunicarnos una vez por mes con Zoom o con Google. Fabulosa idea.  

Más que nunca debemos estar comunicados con la familia o personas relacionadas en nuestros países de origen. Nuestra ausencia hace que ellos se olviden de nosotros y viceversa. No debiera ser así, máxime cuando nosotros podemos estar presentes, en persona, o con algún tipo de ayuda, si el caso lo requiere.  

Nuestro caso personal. Nuestros familiares Rodolfo y Carmencita, han partido casi en forma simultánea, efectos del Covid-19, allá en nuestra querida tierra. Su iglesia, los Hijos de Jehova, preparó una ceremonia religiosa virtual que se trasmitió a muchos países, inclusive africanos. Un poco más de 2.000 fieles participaron. Nosotros también asistimos en representación de nuestra familia.

Todos nosotros, desde diferentes lugares: Tulsa, OK, Danbury, CT,  Vilas, NC  y Port St. Lucie, FL nos comunicamos virtualmente con una de las hijas y otros familiares en Chía, población cercana a Bogotá.  

La hija nos comentó sobre los últimos momentos de su padre. Ella había tenido la oportunidad de comunicarse con el médico a cargo del pabellón donde se encontraba su padre. Ya él se encontraba en situación crítica, a lo que ella le preguntó al doctor: “¿Qué puedo hacer por mi padre?”. El doctor le contestó: “Consigue un respirador. No contamos con suficientes en el hospital”. Ella haría lo imposible, lo mismo que el médico. ¡Difícil, pero no imposible!

Al siguiente día, a primera hora, ella se hizo presente nuevamente para hablar con el mismo médico sobre el estado de su padre. El doctor le tiene buenas noticias, ha conseguido un respirador e inclusive nuevo. Dice el doctor: “Tú padre está vivo pero está en estado de coma inducido”. Ella vuelve a insistir: “¿Y ahora que puedo yo hacer por mi padre?”. “Nada” le respondió el médico. “He tenido que tomar una decisión”. ¿Cuál, doctor? “. “!Entre un paciente joven y tu padre!”. ¿Y a quién escogió? Por normas internas y para un caso como el de tu padre, nos toca los más jóvenes. Doctor ¿Entonces mi padre…? ¡No, dijo el doctor!”.  ¡Además tu padre padece de otras enfermedades que lo afectaron!    

Su madre ya había fallecido en ese mismo centro médico, hacia unos días. 

Le dimos a ella y a nombre de sus tres hermanas y una nieta y demás familiares presentes  nuestro más sentido pésame. Al mismo tiempo que expresamos nuestro deseo de comunicarnos virtualmente, por lo menos una vez al mes, fin reforzar nuestros lazos familiares tanto de los mayores como de las nuevas generaciones.

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