OPINION, 23 febrero 2017
Sí, el cambio, ¿pero el cambio de qué? Pueden ser los cambios del automóvil, los cambios climáticos, los cambios de temperamento, etc. ¡Oh! Pero qué tal de gobierno, sí el cambio de gobierno.
¿Nos podríamos haber imaginado alguna vez ganar unas elecciones con apoyo de un enemigo? ¿Había necesidad?, parece que sí, eso lo dice el resultado. Pero además que admire a su representante, por su inteligencia. ¡Wow! De ahí que debamos mirar las presidencias de George W. Bush, su debacle económico y guerra con dos países y Richard Nixon con su renuncia como presidente el 9 de agosto, 1974 por su escándalo del Watergate, a mitad de su segundo período, o del partido en pleno los últimos 6 años de dominio del Congreso, para entrabar la administración Obama. Siempre es bueno hacer memoria, para analizar el cambio actual.
Creo que es mucho mejor y más productivo comentar sobre el manejo de las empresas, en otras palabras de la economía, que están cambiando a pasos agigantados. No estoy hablando de los carros sin conductor o carros movidos por energía solar o eléctrica, o producción de naves como la SpaceX para abastecer la Estación Espacial Internacional o la superestructura para la producción de vehículos también de propiedad de Elon Musk, la Tesla Motors en el estado de Nevada.
En este caso me refiero a la compañía formada por la unión de las muy reconocidos firmas Kraft y la Heinz, ahora manejada por un grupo brasileño privado a la cabeza del sí multimillonario Jorge Paulo Lemann de 77 años, denominado 3G Capital. Solo para tener una idea de cómo los negocios crean nuevos negocios, antes de la fusión tenían 46.600 trabajadores y ahora 5.600 menos, de gastos generales de un 18,1% bajo a 11.1%, de ingresos de 29.1 mil millones a 26.8 mil millones de dólares, pero lo más interesante su valor de mercado que subió de 63 mil millones a 105 mil millones, casi se duplica.
Para empezar veremos que no fue el producto del trabajo de sus empleados y ejecutivos lo que aumento el valor de la empresa, sino la fusión creando una superpoderosa empresa, la 3G, inclusive están tratando de comprar Unilever. Uno cree que a menores costos, mayores utilidades, pues no, es el posicionamiento de la empresa. Algo muy importante y sin la intervención del presidente de los Estados Unidos, la nueva sede será en Brasil y el lenguaje oficial no será inglés, será el portugués. “El que pega primero, pega doble”.
Que tal esta política: “Every employee must justify his existence every day”. Cada empleado deberá justificar cada día el por qué está en la empresa. Los “underperformers get fired with the same alacrity”, Los que no estén a la altura de producción, de inmediato serán despedidos.
Los ejecutivos de alto nivel a su vez son miembros del 3G. Su propia inversión está atada en cada nueva empresa, por lo que ellos no podrán ser sentimentales con aquellos que no están produciendo a la altura que les corresponde.
Para las instalaciones que dieron origen a tales empresas, la Oscar Mayer Plant en Madison, USA, con 98 años de edad y después de haber albergado a más de 4.000 trabajadores dejará de funcionar a plena capacidad, a finales de marzo. Solo lo hará para producir un tipo especial del llamado “queso” con unos 400 trabajadores. ¿Y el pueblo qué? Como a todos, nos llega la hora, y punto.
Ahora los ejecutivos de la empresa junto con empleados de otros niveles viajarán en clase económica y se hospedarán de a dos por habitación. La compañía les comenta a sus futuros empleados: “We think and act like owners of our own business, treating every dollar as if it were our own”, ‘pensamos y actuamos como propietarios de nuestro propio negocio, tratando cada dólar como si fuera nuestro’. Este es un buen ejemplo. Gastamos pensando que siempre habrá de lo mismo y mentiras, en particular hoy en día.
Ahora la pregunta del millón: ¿estamos preparados para el futuro que se nos avecina? Seguro que no. ¡Bueno preparémonos! No permitamos que nos coja la noche.
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