sábado, 10 de octubre de 2020

NO ES QUE LAS COSAS SEAN DIFICILES ES PORQUE NO NOS ATREVEMOS

 OPINION 15 octubre 2020

Todas aquellas ilusiones que nos acompañaron por muchos años las llamábamos, sueños. Sea como sea cada uno de nosotros determinará cómo llamarlas. Ahora, lo importante, es que esos sueños se conviertan en realidad. Bueno esto también depende de nosotros. Cómo hacemos, si siempre debemos enfrentarnos a la realidad y esa no es más ni menos, que la nuestra.

Es posible que aun tengamos un recuerdo. Que hizo posible que ellos nacieran y nos diera una razón de existencia. Sí, porque gracias a tales sueños muchos logramos su realización. Qué gran satisfacción el haberlo logrado. En otras palabras, no se perdió el tiempo que utilizamos divagando el cómo lograrlo.

Pasa por mi mente, como si hubiera sido ayer. Junto con mis padres, mi hermano mayor y yo, trabajábamos en la empresa que ellos fundaron, recién casados. Siempre con  un espíritu de formar su hogar y salir adelante. Habían logrado superar etapas que en aquella época no comprendíamos, pero allí estábamos trabajando. Qué alegría recordarlo hoy.

En la casa paterna cada uno tenía un banco, si un banco de trabajo donde transformábamos la madera en preciosos muebles, que hacían honor a la experiencia de nuestros padres. Día a día íbamos avanzando más y más en   nuestra experiencia, creando un nuevo mercado, como se dice hoy.    

Ocasionalmente mi padre compraba el periódico y cada uno tomaba su turno y en término corto examinábamos las noticias que más nos interesaban. De pronto se inició una charla sobre lo bueno que sería poder contar con un lugar para pasar vacaciones, en clima caliente. Ni hablar de tal idea, pues eso era algo imposible de realizar. Su costo, mantenimiento, etc. Además cómo lograríamos levantar los fondos para comprarla y luego su mantenimiento.

No hacía mucho, nuestro padre nos había dado vacaciones. ¿A dónde ir? A Tocaima, a un par de horas de Bogotá. ¡Ah! Sí y en tren, claro que bueno. Y así fue, durante una semana disfrutamos de nuestra estadía en dicha ciudad. No puedo dejar pasar por alto como con mi hermano mayor visitamos un pequeño restaurante donde preparaban el pescado bajo tierra. En una olla grande se colocaba el pescado, se añadía la papa, la yuca, etc. y debidamente sazonado se colocaba en un hoyo y luego tapado con hojas de plátano y leña prendida, hacía que el pescado quedara listo para comer.

De regreso a lo que iba. Aquel sueño quedó en veremos por un buen tiempo. Pasaron unos años durante los cuales yo me había retirado del trabajo con el fin de dedicarme al estudio. Inclusive había logrado título de secretario bilingüe del Centro Colombo Americano y de Lingüística en Inglés y Español del Centro Lingüístico en inglés y español, además y antes de ser contratado por la Oficina Sanitaria Panamericana fuí profesor de prácticas administrativas en el Centro Colombo Americano.

Ya en mi trabajo, intercambié opiniones con la secretaria sobre lo grato que sería comprar un pedazo de tierra. Pare de contar, precisamente una familiar suya estaba vendiendo una a la entrada de Tocaima. ¡Wow! Para que las cosas no se me hicieran difíciles y poderlo comprar, le dije a ella que si me daban plazo para comprar con un adelanto, y saldo a unos 12 meses, podríamos hablar.

Esto significaría complementar mi ingreso con clases de inglés en horas de la noche o antes del ingreso al trabajo. Una de tales clases se iniciaba a las 6 a.m. Adicionalmente ubicar el crédito. Algo importante era que podía no tener dinero pero tenía crédito. 

Dicho y hecho. Por fin podríamos hacer realidad la compra de la tierra. Mi padre no lo sabía, le pedí que me acompañara a Tocaima, estando ya casi cerca, desviamos a lo que ahora sería nuestra finca. Mi padre sorprendido me preguntó: ¿para dónde vamos?  

Le dije a mi padre, que como le parecía la tierra, unas 8 hectáreas con dos casitas pequeñas y cocina para el trabajador y familia. Había un cultivo de maíz, colindando con el Rio Bogotá. Mi padre asintió, a lo que le dije, ‘padre el sueño se ha logrado, esta tierra es nuestra’. Con un abrazo nos felicitamos por el logro alcanzado.

Yo no sabía que Seneca había dicho aquello de que:

“No es, que no nos atrevemos.

Porqué las cosas son difíciles, sino, que,

ellas son difíciles, porque no nos atrevemos.

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