domingo, 10 de mayo de 2020

"NO SOLO DE PAN VIVE EL HOMBRE”


OPINION, 14 mayo 2020

Yo creo que hemos pasado por una época excepcional. Con enfermedad mortal, Con el mejor deseo de salir adelante, con escasos recursos y dificultades para movilizarlos con la, prontitud y organización central, que permitiera minimizar el problema. Todos tenemos problemas a veces con dificultades o limitaciones para superarlos.

Talvez tengamos razón. Especialmente cuando uno ve esas colas de cientos de carros con el baúl abierto, con la esperanza de recibir algo para mitigar, lo que nunca pensaron que les iría a faltar, un pan.

No podemos hacer juicios, cada uno de nosotros supera los escollos de la vida tal como puede, tal como se encuentre rodeado, orientado, preparado, adiestrado, etc. Lo que sí me parece es que es el mejor momento, antes de que nos pase el calor del sufrimiento, de evaluar para donde vamos, con que fines, con qué recursos, analizando si lo que estamos haciendo, o creemos que estamos haciendo, nos lleva al lugar correcto.

Es muy difícil poder comprender los dolores de aquellos sin pan, para un precioso hijo que clama precisamente por ellos, sin poder dar la respuesta que ellos esperan. Seguro les hemos prometido tantas cosas con los magros ingresos que el sistema o nosotros creemos merecer. Ahora, la estrategia será recuperar el trabajo perdido, para asegurar el pan y el techo, inclusive el mismo hogar.

No hay duda que reorganizar nuestra forma de ganar el sustento, pero también de cómo gastarlo, por un lado y por el otro hacer que éste rinda lo suficiente para lo que debiera alcanzar. En muchos casos debemos buscar el mejor uso de tales recursos. Que tal todos en casa con celulares, pagando más de $100 mensual, $300 o $400 por electricidad, o más de $100 por agua, entre otros. Tenemos que valorar lo que tenemos y como sacar el mejor provecho de ellos al menor costo posible.  

En nuestros tiempos nuestros padres normalmente levantaban una familia con los magros ingresos provenientes de su trabajo, ya fuera como empleados o trabajadores independientes. En aquellos tiempos era muy difícil poder terminar la primaria, la secundaria y obviamente ni hablar de la universidad. Aun así se sobrevivía con dignidad. Uno podía deber en la tienda del vecindario pero nunca hacer cola para recibir alimentos.  

Hace unos buenos años una persona allegada me contaba como recurrió a recoger latas de cerveza para poder cumplir con su obligación. Las condiciones de vida en su comunidad no daban muchas opciones para conseguir un trabajo o varios trabajos que permitieran ganar lo suficiente. Bueno en su vida eso no podía pasar. Había que ganar el sustento, para inclusive cumplir con el diezmo de su religión. Ella hizo todo lo que estuvo a su alcance y hoy en la calma de la jubilación, tranquila se siente de haber superado escollos, difíciles pero no imposibles.   

Que tal el caso de la madre que frente a las circunstancias tenía que lavar ropa para sobrevivir y sacar adelante su hogar. Aun así logró hacer que su hijo entrara a la escuela, a la cual él solo podía mirar a través de la ventana a otros con mejor suerte”. Pasarían los años, aun así su fe y su tesón hicieron que su hijo superara los obstáculos, para llegar a ser elegido presidente de Colombia. ¿Imposible? ¡No! La bella madre y su querido hijo lo hicieron posible. No disculpas, hechos.

Vale la pena mencionar una de las estadísticas que en estos días circulan. Según los noticieros, de cada 7 personas, una deja de visitar al médico, ya que si se encuentra enferma, tendría que cubrir los costos propios del coronavirus. Esto es trágico. Como podemos crear una nueva generación a partir de nuestros hijos donde todos unidos podemos establecer un sistema de salud.

¿Esto que dice? Sencillo, algo anda mal, o somos nosotros o es el sistema. Sea lo uno o lo otro esto tiene que cambiar. Más podemos hacerlo nosotros, que lo que llaman gobierno. ¿Estamos preparados para cambiar y reestructurar tanto nuestro ingreso como nuestro gasto? Si no lo hacemos ahora que estamos en recesión, que será de nosotros en los próximos 5 o 10 años. Tenemos que cambiar. ¿De país, de trabajo, de forma de pensar? Usted tiene la palabra.

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