OPINION, 14 mayo 2020
Yo creo que hemos pasado por
una época excepcional. Con enfermedad mortal, Con el mejor deseo de salir
adelante, con escasos recursos y dificultades para movilizarlos con la,
prontitud y organización central, que permitiera minimizar el problema. Todos
tenemos problemas a veces con dificultades o limitaciones para superarlos.
Talvez tengamos razón.
Especialmente cuando uno ve esas colas de cientos de carros con el baúl abierto,
con la esperanza de recibir algo para mitigar, lo que nunca pensaron que les
iría a faltar, un pan.
No podemos hacer juicios, cada
uno de nosotros supera los escollos de la vida tal como puede, tal como se
encuentre rodeado, orientado, preparado, adiestrado, etc. Lo que sí me parece
es que es el mejor momento, antes de que nos pase el calor del sufrimiento, de
evaluar para donde vamos, con que fines, con qué recursos, analizando si lo que
estamos haciendo, o creemos que estamos haciendo, nos lleva al lugar correcto.
Es muy difícil poder
comprender los dolores de aquellos sin pan, para un precioso hijo que clama
precisamente por ellos, sin poder dar la respuesta que ellos esperan. Seguro
les hemos prometido tantas cosas con los magros ingresos que el sistema o
nosotros creemos merecer. Ahora, la estrategia será recuperar el trabajo
perdido, para asegurar el pan y el techo, inclusive el mismo hogar.
No hay duda que reorganizar
nuestra forma de ganar el sustento, pero también de cómo gastarlo, por un lado
y por el otro hacer que éste rinda lo suficiente para lo que debiera alcanzar. En
muchos casos debemos buscar el mejor uso de tales recursos. Que tal todos en
casa con celulares, pagando más de $100 mensual, $300 o $400 por electricidad,
o más de $100 por agua, entre otros. Tenemos que valorar lo que tenemos y como
sacar el mejor provecho de ellos al menor costo posible.
En nuestros tiempos nuestros
padres normalmente levantaban una familia con los magros ingresos provenientes
de su trabajo, ya fuera como empleados o trabajadores independientes. En
aquellos tiempos era muy difícil poder terminar la primaria, la secundaria y
obviamente ni hablar de la universidad. Aun así se sobrevivía con dignidad. Uno
podía deber en la tienda del vecindario pero nunca hacer cola para recibir
alimentos.
Hace unos buenos años una
persona allegada me contaba como recurrió a recoger latas de cerveza para poder
cumplir con su obligación. Las condiciones de vida en su comunidad no daban
muchas opciones para conseguir un trabajo o varios trabajos que permitieran
ganar lo suficiente. Bueno en su vida eso no podía pasar. Había que ganar el
sustento, para inclusive cumplir con el diezmo de su religión. Ella hizo todo
lo que estuvo a su alcance y hoy en la calma de la jubilación, tranquila se
siente de haber superado escollos, difíciles pero no imposibles.
Que tal el caso de la madre que
frente a las circunstancias tenía que lavar ropa para sobrevivir y sacar
adelante su hogar. Aun así logró hacer que su hijo entrara a la escuela, a la
cual él solo podía mirar a través de la ventana a “otros con mejor suerte”. Pasarían los años, aun así su fe y su tesón
hicieron que su hijo superara los obstáculos, para llegar a ser elegido
presidente de Colombia. ¿Imposible? ¡No! La bella madre y su querido hijo lo
hicieron posible. No disculpas, hechos.
Vale la pena mencionar una de
las estadísticas que en estos días circulan. Según los noticieros, de cada 7
personas, una deja de visitar al médico, ya que si se encuentra enferma,
tendría que cubrir los costos propios del coronavirus. Esto es trágico. Como
podemos crear una nueva generación a partir de nuestros hijos donde todos
unidos podemos establecer un sistema de salud.
¿Esto que dice? Sencillo, algo
anda mal, o somos nosotros o es el sistema. Sea lo uno o lo otro esto tiene que
cambiar. Más podemos hacerlo nosotros, que lo que llaman gobierno. ¿Estamos preparados
para cambiar y reestructurar tanto nuestro ingreso como nuestro gasto? Si no lo
hacemos ahora que estamos en recesión, que será de nosotros en los próximos 5 o
10 años. Tenemos que cambiar. ¿De país, de trabajo, de forma de pensar? Usted
tiene la palabra.
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