OPINION, 16 enero 2020
Parece que con el tiempo vemos
nuevas cosas y otras las dejan atrás en el olvido. Si, pasan de moda. Nuevas
generaciones de todo lo que queramos, aparecen y nos contagian. Imposible
dejarlas pasar. Una de ellas la tecnología y otra la medicina, las nuevas
enfermedades o mejor lo que en el pasado no se sabía a qué correspondía, hoy en
día tienen nombre propio. Nombre que a todos nos puede atemorizar.
Especialmente porque no comprendemos el alcance
y si al descubrirlo, nos afectará.
Una de ellas es el Alzaimer.
Cómo nos puede afectar, o cómo podremos prepararnos para, de ser posible, demorar
su efecto. Es algo que normalmente no le damos demasiada importancia, salvo
cuando la edad nos está llegando y de pronto se presentan algunos factores en
nuestro comportamiento personal que de pronto se identifican como de tal
enfermedad.
Creer en el problema no nos va
a salvar de sus potenciales efectos, a no ser que tomemos acciones preventivas,
de inmediato. Lo que muchos coinciden es que debemos mantenernos activos, mejor
dicho mantener nuestra mente ocupada. Pero mantener nuestra mente ocupada, ¿que
podrá significar?
Sí la debemos mantener
ocupada. Debemos averiguar si esto significa con los mismos pensamientos,
trabajos, estudios o rutinas. La rutina ¿nos estará ayudando? Yo creo que no, pues
solo estamos habitando, haciendo lo mismo de siempre. Se habla de aprender un
idioma nos puede ayudar. Aprender cómo, tal como estudiamos. No creo, debemos
cambiar nuestra mecánica, el ritmo, el interés, el intercambio, etc. etc.
Creando nuevas formas, cosa que no haremos, porque no nos están pagando.
La competencia por sobresalir,
estimula la creatividad y a través de ella nuevas expectativas, precisamente
porque estamos creando cosas nuevas. Cosas que demanden investigar, utilizar el
computador, el Duolingo, hablar con el vecino en inglés o enseñarle español.
Establecer comunicación con gente en otros países. En otras palabras añadir
años a nuestra vida.
Recientemente tuve una
experiencia que puso mi cerebro a producir cosas que allí no se encontraban.
Había material pero faltaba la chispa que motiva la invención.
Tengo que hacer dos
presentaciones sobre Colombia. Primero en la reunión Anual de los profesores de
Hispanics in Action y la segunda ante el Club Rotario de Stuart. Pero como crear
una versión más adecuada ¿si no trabajo el “powerpoint”?
No sé de dónde saqué la idea
de que el nuevo proyecto compilando información sobre Colombia, al terminarlo,
vaciaría tal información en un formato de “powerpoint”. Busqué en Word pero no
lo encontré. Consulté con una persona allegada para que me ayudara, solo lo
podría hacer hasta el marte de la siguiente semana.
Lo mejor era cambiar de
estrategia, hablar con los que saben, mi hija menor. Ella debía tener mucha
experiencia en estas lides y me podría orientar que hacer. Asi lo hice y fue en
la forma más simple, sí, así se puede decir. Ella me dijo: ‘sácale una copia al
original y bórrale todo lo que en ella haya y listo’, y así vaciar allí, la
información del nuevo borrador. ¡Wow!. Tratando de borrarla aprendí como
hacerlo, por pura casualidad. Esto me permitió disponer de una “nueva versión”
del “powerpoint”.
Pero que pasaba, tenía que
crear la nueva versión de mi presentación en el USB donde yo tampoco tenía
experiencia. Después de “cranearlo” un poco, lo logré.
¿Y ahora qué? En el USB tenia
archivada la versión del “powerpoint”. Ahora tenía que borrar lo allí escrito
para dar espacio para la nueva versión. No fue fácil, en dos oportunidades ya
había borrado la versión anterior en 45 “hojas” de las 50. Cuando el computador
se “congelo”. Hice todo lo que sabía y lo que no y finalmente logré
“descongelarlo”. Ahora me tocaba trasladar la nueva versión al “nuevo” formato
del “programa “powerpoint”.
Pronto me di cuenta que el
tamaño de material en la hoja excedía el espacio de la nueva versión del
“powerpoint”. De casualidad aprendí a disminuir el tamaño, con o sin foto, hasta que el “paste” lo aceptaba. De inmediato
hoja por hoja fue siendo salvada, fin evitar el problema de la congelación. ¡Wow!
Fue un poco complejo, pero una vez que hice el primero, poco a poco fui cogiendo
la práctica de cómo hacerlo.
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