jueves, 9 de enero de 2020

EL ALZAIMER PUEDE ESTAR A LA ‘VUELTA DE LA ESQUINA’ NO LO MENOSPRECIEMOS

OPINION, 16 enero 2020

Parece que con el tiempo vemos nuevas cosas y otras las dejan atrás en el olvido. Si, pasan de moda. Nuevas generaciones de todo lo que queramos, aparecen y nos contagian. Imposible dejarlas pasar. Una de ellas la tecnología y otra la medicina, las nuevas enfermedades o mejor lo que en el pasado no se sabía a qué correspondía, hoy en día tienen nombre propio. Nombre que a todos nos puede atemorizar. Especialmente porque no comprendemos el alcance  y si al descubrirlo, nos afectará.

Una de ellas es el Alzaimer. Cómo nos puede afectar, o cómo podremos prepararnos para, de ser posible, demorar su efecto. Es algo que normalmente no le damos demasiada importancia, salvo cuando la edad nos está llegando y de pronto se presentan algunos factores en nuestro comportamiento personal que de pronto se identifican como de tal enfermedad.

Creer en el problema no nos va a salvar de sus potenciales efectos, a no ser que tomemos acciones preventivas, de inmediato. Lo que muchos coinciden es que debemos mantenernos activos, mejor dicho mantener nuestra mente ocupada. Pero mantener nuestra mente ocupada, ¿que podrá significar?

Sí la debemos mantener ocupada. Debemos averiguar si esto significa con los mismos pensamientos, trabajos, estudios o rutinas. La rutina ¿nos estará ayudando? Yo creo que no, pues solo estamos habitando, haciendo lo mismo de siempre. Se habla de aprender un idioma nos puede ayudar. Aprender cómo, tal como estudiamos. No creo, debemos cambiar nuestra mecánica, el ritmo, el interés, el intercambio, etc. etc. Creando nuevas formas, cosa que no haremos, porque no nos están pagando.    

La competencia por sobresalir, estimula la creatividad y a través de ella nuevas expectativas, precisamente porque estamos creando cosas nuevas. Cosas que demanden investigar, utilizar el computador, el Duolingo, hablar con el vecino en inglés o enseñarle español. Establecer comunicación con gente en otros países. En otras palabras añadir años a nuestra vida.  

Recientemente tuve una experiencia que puso mi cerebro a producir cosas que allí no se encontraban. Había material pero faltaba la chispa que motiva la invención. 

Tengo que hacer dos presentaciones sobre Colombia. Primero en la reunión Anual de los profesores de Hispanics in Action y la segunda ante el Club Rotario de Stuart. Pero como crear una versión más adecuada ¿si no trabajo el “powerpoint”?

No sé de dónde saqué la idea de que el nuevo proyecto compilando información sobre Colombia, al terminarlo, vaciaría tal información en un formato de “powerpoint”. Busqué en Word pero no lo encontré. Consulté con una persona allegada para que me ayudara, solo lo podría hacer hasta el marte de la siguiente semana.

Lo mejor era cambiar de estrategia, hablar con los que saben, mi hija menor. Ella debía tener mucha experiencia en estas lides y me podría orientar que hacer. Asi lo hice y fue en la forma más simple, sí, así se puede decir. Ella me dijo: ‘sácale una copia al original y bórrale todo lo que en ella haya y listo’, y así vaciar allí, la información del nuevo borrador. ¡Wow!. Tratando de borrarla aprendí como hacerlo, por pura casualidad. Esto me permitió disponer de una “nueva versión” del “powerpoint”.

Pero que pasaba, tenía que crear la nueva versión de mi presentación en el USB donde yo tampoco tenía experiencia. Después de “cranearlo” un poco, lo logré.

¿Y ahora qué? En el USB tenia archivada la versión del “powerpoint”. Ahora tenía que borrar lo allí escrito para dar espacio para la nueva versión. No fue fácil, en dos oportunidades ya había borrado la versión anterior en 45 “hojas” de las 50. Cuando el computador se “congelo”. Hice todo lo que sabía y lo que no y finalmente logré “descongelarlo”. Ahora me tocaba trasladar la nueva versión al “nuevo” formato del “programa “powerpoint”.

Pronto me di cuenta que el tamaño de material en la hoja excedía el espacio de la nueva versión del “powerpoint”. De casualidad aprendí a disminuir el tamaño, con o sin foto,  hasta que el “paste” lo aceptaba. De inmediato hoja por hoja fue siendo salvada, fin evitar el problema de la congelación. ¡Wow! Fue un poco complejo, pero una vez que hice el primero, poco a poco fui cogiendo la práctica de cómo hacerlo.

Dentro de tal proceso, lo que me tocó experimentar, motivó mi cerebro a trabajar, encontrar nuevas alternativas para solucionar un problema. Y al crearse uno nuevo, igual encontrar la respuesta. Ahora más que nunca debo continuar mi actualización, por un lado manteniéndome al tato de los cambios y como utilizarlos. Como conclusión mantengámonos alerta y no posterguemos el mantener nuestro cerebro en acción.  

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