OPINION, 21 noviembre 2019
Es muy probable que no recordemos una de las poesías de Antonio Machado
(España 1875 – 1939) poeta español de profunda espiritualidad. Solo como
ejemplo veamos una de ellas:
Caminante son tus huellas el camino, y nada más; caminante, no hay
camino, se hace camino al andar.
Al andar se hace camino, y al volver la vista atrás, se ve la senda que
nunca se ha de volver a pisar. Caminante, no hay camino, sino estelas en la
mar.
Precisamente cuando veo los resultados de la vida que Dios nos dio, veo
como la poesía nos trae gratísimas lecciones, con tal simpleza que confirma lo
que hace muchísimos años dieron inicio a nuestro andar por allá y por acá, con
el éxito o sin él.
Veamos un ejemplo. Ella, toda generosa nos prometió, a su regreso de su
querida tierra, semillas de una fruta casi desconocida en nuestro medio. Las
semillas no aseguraban el adaptarse en nuestra nueva tierra. Aun así, con fe
procedimos a plantarlas. De esto hace unos buenos años, seis u ocho. La semilla
pegó y pronto sus fuertes brazos la alegría nos trajo. Todos especulaban sobre
el tipo de fruta.
Estas son las cosas de la vida, que uno a veces, para no decir siempre,
Dios nos regala sin tener exacto conocimiento de que será. Finalmente llegamos
a la conclusión, la exquisita guanábana. Pero que como es, que tamaño, que
tiempo de crecimiento, sería afectada por los insectos, crecería como lo
hicieron sus mayores, allá en ¿algún lugar de Costa Rica?
Si, así tendría que ser, solo se necesitaba fe, ¡ah! pero también
trabajo y sobre todo que contara siempre con la humedad necesaria para no
afectar su proceso reproductivo. Pero que tal el subsuelo, que le había dado la
bienvenida. Si, muchas personas hablan del suelo arenoso de nuestra tierra. De
algo tenía que ser, pero nunca pensamos que este, les llegara a afectar.
Dicho y hecho, esas semillas venían bendecidas. Nunca han “chistado”
nada. Siempre han estado ahí, creciendo con su vigor nativo, con la fuerza que
de familia venía. No solo fue al principio, no, ha sido siempre y hasta la
fecha ninguna ha mostrado cansancio en su diario vivir, por el contrario
pareciera que, precisamente, el medio era más que adecuado para su desarrollo.
Mucho tuvo que ver el alimento que se le proporcionaba, Si abono casero
conformado por las cortezas de las frutas, en particular banano, naranja,
cebolla etc. ¡Oh! Y qué decir del agua pura de la lluvia que sagradamente
guardábamos en lo que era un recipiente para sacar la basura y de tinas de
plástico que permitían almacenarla. Esta agua
indefectiblemente venía con la riqueza del agua pura, no tratada,
simplemente; preciosa agua lluvia que nunca nos ha fallado.
Sin lugar a dudas, pasaron los meses y algunos años y la primera cosecha
no se hizo esperar. Estábamos haciendo camino al andar. Lo importante era que
no le faltaran sus cuidados. Pronto aparecieron sus “amarillas botones” y de
ahí el principio de una fruta.
Las 15 primeras plantas se han convertido en otras 10 más, procedentes
de las semillas de las primeras. Unas han crecido más que otras, Una de ellas,
que ha sido nuestra sorpresa, de haber demorado su crecimiento, nos ha
expresado su alegría con 10 guanábanas. Esto es para nosotros algo de especial
atención y cuidado.
Si, las ardillas se la pasan merodeando continuamente a la espera que la
que esté madura les sirva de alimento. Más de una sorpresa nos ha dado, cuando finalmente determinamos que tiene
la madurez necesaria, la tomamos antes de que ellas las aprovechen. En algunos
casos se han caído de la planta y descansan en el suelo.
Si nos hubiéramos detenido a analizar las características de nuestro
suelo y la viabilidad de que tales semillas no aclimatadas darían resultado, no
hubiéramos hecho nada. Los costos de análisis de tierras, tipo de semilla,
procedencia, etc. no nos lo hubieran permitido.
Solo bastó nuestra fe de que esta era su tierra y nosotros los felices
nuevos dueños de sus frutos. En otras palabras se hizo camino al andar. Sí,
todo lo que les he referido es fiel reflejo de que hemos creado el camino que
nos da sus frutos. Bueno, igual nos puede pasar o nos pasó en la vida, estamos
donde estamos porque Dios así lo dispuso, pero también que nuestra fe que nos
permitió, lograr entre otros, el éxito esperado.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.