Existen muchos adagios propios
de nuestros pueblos que aun cuando hemos dejado de utilizarlos esto no
significa que dejen de existir. Especialmente porque en pocas palabras
encierran mensajes que no se olvidan y continúan en nuestras mentes, a pesar de
los años.
Seguramente la época moderna
nos impele a comprar muchas cosas, en particular comidas en los expendios de
comida rápida, dada la facilidad del servicio, sin duda lo logra pero afecta el
bolsillo con mayor o menor frecuencia. Que tal los vegetales en los almacenes
que los venden “frescos” o elementos que no son de primera necesidad. Esto
debiera cambiar en beneficio precisamente de nuestro bolsillo.
Que tal la venta de
televisores, entre otros productos, en el Viernes Negro a precio muy bajo,
claro no habían podido venderlos antes. ¡Ah! pero al llegar a casa ya serán
“viejos” porque los nuevos modelos se pudieron haber comprado en línea para
entrega antes de la Navidad, también a buenos precios. Pero claro, no lo
sabíamos.
Solo un simple ejemplo, una de
nuestras estudiantes llevaba como cosa rara su celular a la clase. Frente a una
duda de cómo escribir determinada palabra, le pedí la atención de chequear como
se escribía, ella no lo utilizaba como diccionario. Aproveché para comentar los
costos de mantenimiento mensual y su impacto en nuestra economía. Pregunté
cuanto paga uno mensualmente por el arriendo de tal artefacto. Promedio de $50
dólares.
$50 dólares en 30 días solo da
un gasto diario aproximado de $1,65. ¡Por cierto! ¿Recuerdan esta expresión?
Visto desde este punto de vista realmente no es nada, pero si por el contrario
lo vemos con el impacto en nuestra economía familiar veremos que por un año será solo $600 y si lo hiciéramos, como hacen
los economistas, a 10 años, con mayor razón que tal suma se convierte en solo
$6.000, si solo seis mil dólares.
Visto desde este
punto de vista, afortunadamente en este país, no existen pobres, pues pueden
darse el gusto de dejar de comer por tener un celular. Cuando uno se pone a
pensar el costo de las llamadas telefónicas para saber si va a almorzar, o si
la cita a la misma hora y cosas por el estilo vemos que nuestro dinero se
esfuma, si se evapora. No es justo, esto se llama falta de organización.
¿Qué tal? No es que ganemos poco, es que
lo poco que ganamos no lo usamos como la situación nos forza.
No olvidemos que
cada uno hace de su ingreso lo que considera conveniente. ¡Faltaba más! No obstante
debemos analizar si así podremos algún día ayudar a nuestros hijos a la
educación superior. Pero como, con este costo de vida y bajos salarios, donde
nos vemos precisados a trabajar en tres puestos para poder subsistir. Ah, pero
nos olvidamos que si estudiamos una carrera técnica corta es probable que
mejoremos nuestro ingreso. ¿Verdad?
Hablando de la
economía, no hace mucho nuestra casa estuvo cercada por un lado por un lote que
era como una selva. Recientemente se limpió y rápidamente construyeron una
residencia. ¿Qué pasó? En uno de los huracanes la cerca quedo en el suelo. Una
persona conocida la levanto cobrando $1000. Pero…claro nunca se recibió la
obra. No era la mejor, ahora la pudimos ver, los travesaños instalados ya
habían sido usados en otras obras, inclusive añadidos. ¡Wow!
Quien iba a pensar
que nuestro “maestro de obra” nos iba a tomar ventaja. Nunca. Además quien se
iba a meter en ese lote donde habitaban entre otras las culebras, ni pensarlo.
Bueno, ahora había
que poner la cara y proceder a su reparación. Pero reparar significaba bajar
toda la cerca para poder cambiar los 36 travesaños de 2,40 metros de largo cada
uno por 4 x 6, concreto para ponerle
nueva base a 5 postes. Dos cajas de Tornillos de 6.3 centímetros Deckmate,
además de unos 15 nuevos listones para reponer los que se afectaron en la
reparación. ¡Ha! Faltaba comentar arrendar un camión para traer tales
materiales desde Home Depot. Mano de obra, etc. podría costarnos unos $2.000 a
$3.000.
Si aplicamos el
principio que lo poco que ganamos, lo gastamos como las circunstancias nos
forzan, no tendríamos para cubrir otros gastos ya programados. Así que manos a
la obra. Bueno pues aprovechando el “puente” del Día de Acción de Gracias junto
con mi señora hicimos la reparación del año. No fue fácil, pero tampoco
imposible. El trabajo fue hecho en unos cuatro días bien trabajados y no
alcanzamos a gastar $300 en materiales de primera calidad.
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