domingo, 15 de septiembre de 2019

LOS CAMBIOS DEL MERCADO NOS OBLIGAN A ESTAR PREPARADOS


OPINION, 19 septiembre 2019

Esta semana o la próxima se publicará la historia de una emprendedora trabajadora que en el clásico barrio de El 12 de Octubre en Bogotá logró sacar su familia adelante con sus 60 años de trabajo continuo. Veamos que hizo y como le va:

“Son 60 años de tradición, es un sitio famoso y nos hemos convertido en patrimonio gastronómico de Bogotá. Son productos apetecidos por los colombianos, por los extranjeros, y mi abuela ha generado tal impacto positivo que mucha gente viene, exclusivamente a probar la mejor morcilla de Colombia”, dice Jenny.

“Doña Segunda llora. Ella no sabe leer, no sabe escribir, pero controla todo desde su silla, al lado del piqueteadero, donde también tiene una carnicería y les vende ingredientes a otros piqueteaderos. Llora. Tiene miedo que le quiten su sitio, el mismo que le dio para sacar a su familia adelante, hacerlos profesionales, y que llevó a que esta plaza sea hoy un referente culinario.

Para no ir muy lejos, el sábado anterior o un día normal se venden 20 bultos de criolla, más de 1.000 plátanos maduros, no menos de 300 libras de arroz y, como si fuera poco, salieron más de 100 gallinas criollas”.

Dentro de pocos días deberá trasladarse a un nuevo local. Su negocio, como los otros de alimentos preparados, no debe dar hacia la calle, le han dicho los funcionarios del Distrito, en cumplimiento de las normas.

No hay duda que esta emprendedora, diligente y dinámica mujer ha superado en forma sobrada todo impedimento para lograr un rotundo éxito en el manejo de su empresa, tanto que “Tiene miedo que le quiten su sitio, el mismo que le dio para sacar a su familia adelante, hacerlos profesionales”. Algo maravillo y digno de felicitación.

Ahora las regulaciones han cambiado y ella deberá ubicarse en una moderna estructura donde continuará produciendo sus deliciosos manjares e ingresos para ayudar a su familia. Interesante, el problema es de cambio de sitio pero no de calidad de los productos que ella y su equipo preparan.

Pero será ese el problema, ¿acaso ella es sola? Los profesionales que ella ayudo a sacar adelante, seguramente que ya han tomado cartas en el asunto y con su visión moderna del desarrollo de Bogotá y por ende de todos los negocios tradicionales, ya deben contar con su plan B, ¿verdad? Un negocio tan reputado, con tal calidad de productos, con tanta tradición no desaparecería tan fácilmente del mercado.  
Obvio que doña Segunda esta próxima a jubilarse y tarde o temprano algunos de los hijos se harán cargo de la empresa, con un enfoque moderno, sin perder los valores que hicieron tal negocio un sitio obligado. Lo difícil será escoger quien lo haga con la “gerencia” que la abuela lo dirige.

Pero y que tiene que ver tal ejemplo con nuestra realidad. Casi nada o casi todo. Esto nos lleva a pensar y que ha pasado con los negocios de nuestros padres, que a su vez también dieron para el financiamiento de nuestros estudios. Solo miremos un ejemplo, el tradicional hombre que manejaba su terruño para la siembra o la ganadería tuvieron que cambiar de profesional al irse sus hijos para las grandes ciudades con la esperanza de ganar grandes sueldos.

Algo similar pasó con nosotros. Nosotros no seguimos las empresas de nuestros padres, salvo excepciones. Precisamente en una de nuestras clases de español uno de nuestros más jóvenes estudiantes de español nos comentaba como su padre heredo la especialización de su abuelo, con notable éxito y adaptación a los cambios tecnológicos de hoy.

A que nos lleva esta consideración, que de pronto no solo no ha sido posible contar con nuestra capacidad preparada para una época diferente. Obvio se presentaron demandas que nos dejaron marginados e impotentes, en la mayoría de los casos, para sacar adelante lo que fuera sus empresas.

Bien sabemos cómo, en este país y seguramente en muchísimos otros los hijos pronto alzaron vuelo para trabajar en otros campos. ¿Triste verdad? No necesariamente, son los cambios a los gustos, especialidades y necesidades del mercado. Tomemos en cuenta que la gran mayoría de campos en la agricultura no fueron tomados por los hijos de aquellos agricultores que crearon fuentes de riqueza y constante trabajo.  

Cuando ojeo la revista Fortune, de este mes, veo cómo las nuevas generaciones han creado campos de trabajo completamente diferentes y dinámicos a los de sus padres, no todos con acierto, pero si dando cambios inesperados a los sorprendentes avances de la tecnología o como en este caso a la exquisita comida de doña Segunda.

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