sábado, 31 de agosto de 2019

NO PERDAMOS CONTROL DE AQUELLO QUE NOS PUEDA AFECTAR


OPINION, 5 septiembre 2019

¿Será que todavía nos asustan o que nos dejamos impresionar? Primero tendríamos que definir esto de estar asustado y nuestra reacción con el fin de evaluar si es algo subjetivo o que realmente nos va a afectar y por ende terminar atemorizados, caso del huracán Dorian. Existen muchísimas formas de lograr atemorizar al amigo, al adversario, al cliente, al empleado, etc.

De niño le tenía miedo a la oscuridad. Obvio que aquel sobresalto que uno sufría por algo que lo afectaba no sabía cómo denominarlo, mejor dicho creo que no lo definía como tal, aun así, hoy creo que es lo que uno llama miedo. Algo interesante es que nunca me pregunte, en aquel entonces, que pasaría si yo ‘dominara’ ese especial sentir en mi mente.

Por ejemplo, cuando a la edad de los 8 o 9 años me perdí. He tratado de recordar como al verme extraviado (es otra palabra que no indica miedo pero que me intranquilizo por casi unas 15 horas).

De niño nos llevaron de nuestra escuela a la Plaza de Santamaría en Bogotá para observar algo que tampoco recuerdo. Aun así iba con mis compañeros de estudio y en especial con un familiar que al final del evento tomaríamos nuestro tranvía de regreso a donde nuestros padres nos recogerían. Dada mi inexperiencia en esto de estar en aglomeraciones de cientos de niños me hizo perder mi ubicación y la de mis compañeros y el familiar.

De pronto me encontré aislado dentro de un grupo de gente que iba de un lado para otro sin saber para donde. Yo recordaba las características que mi tranvía tenia, en caso de emergencia. Lo que no sabía era si el tranvía iría para el norte donde vivía o para el sur. Así que tomé el que iba para el sur. Pronto reconocí que me había extraviado.

En el otro extremo de la ciudad ya era de noche y al terminar el recorrido me tenía que bajar de él y buscar ayuda. Recuerdo que de pronto me encontré en una estación de policía en lo que se llamaba San Cristobal. De allí me enviaron, a la estación de Chapinero, en camino a casa. Dormí en una banca y temprano la policía me puso en un tranvía que me llevaría a casa. Por lo que recuerdo yo no sentía miedo al creer que estaba en camino de mi hogar.

El tranvía, cerca al final del recorrido, tomó una curva que yo no conocía. De inmediato me bajé y por media hora caminé hasta llegar a mi hogar, donde mi bella madre me esperaba. Eso de la intranquilidad solo lo sentí cuando me extravié. Que interesante, el resto del tiempo parece que no era parte de ese sentir. Será que es así como nos sentimos y no nos damos cuenta. Tremendo, verdad. Y lo digo ya que así como en aquella época andaba perdido hoy de pronto se puede uno encontrar en una misma situación, aun cuando no en un tranvía. Pero no nos damos cuenta.

Hoy en día vemos una cantidad de cambios, que si llegamos a esta tierra con la respectiva visa, que ésta posiblemente no se va a renovar, que nos quedamos sin seguro de salud, que si se tiene Residencia Permanente en cualquier momento puede ser deportado, que los niños están siendo separados de los padres, etc. etc. Todo esto trae intranquilidad, que de acuerdo con el impacto en nuestras vidas se puede convertir en miedo. Con diferente característica, dependiendo la complejidad.

Tenga o no razón el Gobierno, nos trae un sinsabor, que si pasaba en anteriores gobiernos, nunca se llegó precisamente a preocuparnos.

Poder evaluar lo que le pasó a uno a tierna edad puede no darnos suficiente razón para sentir y ‘superar’ tal estado hoy en día. Lo que si concluyo es que tiempo después todo lo que se me presentó como adverso a lo regular, fue superado sin el efecto negativo que se suponía me iría a afectar.

No hay duda que muchas veces nos dejamos guiar por impulsos que al final nos posicionan como inexpertos, por habernos dejado guiar de aquello que crearon en nuestra mente. De todos modos, lo que si debemos hacer es evaluar la situación y buscar consejo con personas de experiencia, que nos puedan guiar para salir de la situación que nos encontremos.

Algo bien importante si tú crees en Dios, El estará siempre protegiéndote si tú se lo permites, caso contrario los resultados que te intranquilizan te afectarán a ti y a aquellos que dependen de ti.

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