OPINION, 29 agosto 2019
El periódico el New Yorker nos
trae un artículo muy interesante sobre que atrae a cada persona para motivarlo
a aprender un idioma. Parece esto raro, para nosotros, pero no así como
aquellos que seguramente tienen el tiempo, los contactos y/o los recursos
económicos para trasladarse de la ciudad actual a la sede, donde hablan el
idioma que ellos desean hacerlo suyo.
Para empezar, debo reconocer
que estas personas utilizan completamente otras palabras para definir lo que
ellos van a adquirir, si una nueva experiencia. Para nada mencionan la palabra
“aprender”. ¡Wow!
Antes de entrar en materia trato
de recordar que me motivó para aprender inglés. Veo que no había una fuerza tal
que me motivara a hacerlo. Para mi edad, en aquel entonces, era difícil pensar
en Estados Unidos o de la posibilidad de
hacer un futuro, en un país, en el supuesto de que uno no lo pudiera realizar
en su propio país.
Por otro lado yo no estaba
aprendiendo un idioma como tal. Yo estaba leyendo un texto que venía en inglés.
Lo que si recuerdo fue como la revista norteamericana “Home”, sobre diseño de
casas, que mi profesora gentilmente me facilitaba, casi cada mes, como material
de lectura. Fíjese que la atracción no la hacía el idioma, no, pero si los
diseños de las residencias. Esta influencia fue tal que no solo yo orienté parte de mi carrera profesional hacia
el dibujo arquitectónico y el dibujo artístico, con extensión a mi hijo que se
hizo arquitecto.
Pocos años más tarde resulté
estudiando asistencia administrativa y lingüística tanto en inglés como
español. La fortuna de haber estudiado el inglés me abrió las puertas de mi
futuro. Algo fundamental que creo me propulsó fueron mis antecedentes como
estudiante de dos instituciones con lazos con Estados Unidos. El Colombo
Americano y el Instituto Lingüístico Colombo Americano y ambas instituciones
gracias a becas.
Tal preparación y ambiente
norteamericano, creo yo, facilitaron mi ingreso a una Agencia de las Naciones
Unidas. El tener buenos conocimientos y haber sido profesor del Colombo me abrieron
las puertas, sin duda. Digo esto, porque una de las partes que desarrollan las
siguientes personas van de la mano con orientaciones que les facilitaron a
ellos cumplir sus deseos. No necesariamente el orden económico fue fundamental
como veremos a continuación.
“Teach yourself Italian
“Cuando quiera que se me
facilitara – ya fuera en mi estudio, en el subterráneo, en la cama antes de
dormirme – me ‘inmerse’ en italiano. Entré a otra tierra, inexplorada, oscura,
tenebrosa. Era como si fuera una exiliada voluntaria.”
“Se dice del francés que es el
lenguaje del amor, significando seducción. Yo encontré en él como una etiqueta
para amar, que me sucedió mas tarde.”
“La palabra ‘hiperpoliglota’
fue acuñada hace un par de decadas por el lingüista británico, Richard Hudson,
que estaba buscando en internet quien hubiera aprendido el mayor número de
idiomas. Aun así el fenómeno y su mística son antiquísimas”.
“Una de las
dificultades de tomar clases conversacionales en español en el método de uno a
uno, profesor alumno, que yo recuerde de mis primeros pines, era de que el
profesor o el estudiante tenían que salir con algo para iniciar la
conversación”.
“Nunca ha habido
una gran variedad de materiales para enseñar egipcio-arábico, cuyo estatus
mejor lo define su nombre: ‘ammiyya, una palabra que significa ‘común.’”
“Me agradaba lo
que sentía, cuando llevaba a mi hijo a traves de la comunidad o empujándolo en
su caminador, que tener nuestro propio idioma.”
Sin lugar a dudas
las motivaciones que a cada uno de nuestros personajes han aducido nos dan como
primicia el valor que se ha dado al establecimiento de dicha relación. Aun así
debemos comprender como ellos lo expresaron, y a su vez nosotros haremos lo
mismo y seguramente daremos razones que no necesariamente nos lleven a aprender
el idioma.
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