OPINION, 15 agosto 2019
Como hacer de su patio un
lugar de descanso, esparcimiento, decoración, donde gocemos el gratísimo sol de
verano con las sombra de frutales, sin mencionar deliciosos jugos que
precisamente nos depara lo que a tiempo hemos sembrados y hoy nos da tan grata recompensa.
¿Será posible que todo eso se
pueda lograr bajo nuestro propio techo? Con el tipo de optimismo que nos
caracteriza, obviamente que no. Nunca hay plata, todo cuesta mucho. Pareciera
que todas las distracciones están en otras ciudades. Bueno eso tiene que
cambiar. Ya bastante nos hemos ‘sacrificado’ en nuestros últimos ’50’, ‘60’ o
‘70’ años y de aquello nada. Bueno ya es suficiente para que cambiemos.
Generalmente estamos esperando
que lo que deseamos nos llegue del cielo sin hacer el mérito necesario para que
eso suceda. Así que con tal forma de ver el universo todo fracasará al primer intento. Claro que si nos
lanzamos a la conquista del espacio, todo cambiará. Obvio, requiere trabajo,
dedicación y sobre todo mucho empeño en lograr lo que uno desea. No empecemos a
ver las dificultades, no, eso no nos va a ayudar. Empecemos por quitar la
maleza, para poder ver lo que tenemos por hacer de ello lo mejor, para nuestra
distracción y beneplácito.
¿Será que todo esto es
demasiado pedir, que tomará muchos años lograrlo? Seguramente que sí. Esto no
puede ser algo de soplar y hacer botellas, pero que se puede, se puede, no hay
duda. Pero como, bueno ahí está el secreto. Debemos empezar cuando estamos con
esos deseos de hacer algo que sea nuestro, que no requiera contar con exceso de
presupuesto, pero sí de energía que nos permita realizar lo que deseamos tener
para distraernos.
En nuestro caso personal todo
nació con la feliz coincidencia que al retirar unos grandes árboles en un patio
vecino, el área de ingreso a nuestro
patio, se iluminó. Ahora ya las plantas recibirán los rayos solares casi todo
el día, el atardecer se nota el cambio. Bueno eso me impulso para quitar la
maleza a lo largo de la cerca en unos 10 metros de longitud.
Están construyendo una casa en
el espacio que colinda con nuestra casa. La máquina que limpio el lote, afectó
un poco la cerca, que a pesar de pedir arreglo no lo hicieron. Eso no podía quedar
así, por lo tanto compramos los listones necesarios y reparamos los daños. Esto
dio pie para ver la belleza que teníamos frente a nosotros.
Al mismo tiempo, nació la idea
de pintar la cerca opuesta en nuestro patio, en lugar de cambiarla, creando “un
nuevo polo de desarrollo”. Este arreglo hizo que naciera la idea de aprovechar
el espacio cercano a las ocho plantas de Moringa que forma un oasis por la
esbeltez de su tallo y copa similar a un pino. Allí le pondríamos una base de
madera a la mesa de comedor . ¡Wow! Esto estaba cogiendo cuerpo.
Ah! La familia nos visitaría
por unos días. Maravilloso, había que agilizar la construcción de la base,
pintarla y colocándola en el centro del patio. Listo y hecho.
Las tablas de ‘plywood’, para
protección en caso de huracán, se cambiaron de posición, de estar recostadas a
un gran mango casi a la entrada por la puerta del patio, la pasamos al fondo
del patio. Problema resuelto.
Para hacer el arreglo de la
cerca hizo falta tornillos para asegurar algunas tablas, razón por la cual
compré una caja de 230 tornillos, costo unos $11 dólares. Ya había pasado por
ReStore, una cuadra al norte de Walmart chequeando si allí tuvieran disponible,
pero nada. No obstante el día anterior de la llegada de la visita regresé con
tal fortuna que ofrecían 250 tornillos, mismo tamaño y calidad por la módica
suma de US$1, si un dólar.
De la pintura para la cerca
reparada me sobraba un galón ya que inadvertidamente me había equivocado y
utilicé un galón de pintura para exteriores. Ese error me permitió disponer de
un galón de pintura para pintar las tablas de ‘plywood’, quedando ello listos
para pintar e instalar.
Bueno, en la mañana que la visita
llegara coloqué los travesaños de base e inmediatamente daba la primera mano de
pintura a los triplex. Una vez seca, les coloque otra e inmediatamente procedí
a colocarlas sobre los travesaños quedando muy lindo, obviamente después de
colocar la respectiva mesa y asientos.
Era la una de la tarde, llegaron
los visitantes y sin más ni más los invitamos a visitar nuestra espaciosa área
de recreo. La bella madre había preparado un jugo de guanábana de la producción
de la huerta y con la satisfacción que Dios nos había permitido, gozamos tanto
el momento como la cámara que de inmediato dejo fijo en nuestras mentes aquello
que daba la sensación de un lugar paradisiaco en este precioso Port St. Lucie,
¡nuestro hogar!
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