OPINION, 1 noviembre 2018
No hay duda que el mañana se
debió programar el ayer. Pero como podemos pensar que será el mañana, ¿si
recién estoy viviendo el día de hoy? Muy cierto, pero dentro de este día de hoy
debe caber un presupuesto de lo que deseamos hacer, tener, poseer mañana.
No hay duda, inclusive ese hoy
debio haberse programado con muchísima antelación. A veces creemos que tal
presunción es demasiado pedir, pero no. Si ayer fue algo que obviamente fue
difícil prever, más difícil lo será el hoy cuando el futuro se muestra
incierto. Incierto ¿para quién? Para quien no haya hecho los planes necesarios
cuando tocaba.
Pero como saber que a uno le
tocaba. Pareciera difícil, pero no lo es. Lo único difícil es pensar en el número
de años que desea vivir. Que tal unos 80. Hoy en día no es difícil llegar a esa
edad. No significa que con tal edad alcancemos precisamente lo que años ha, se
debió programar.
Uno se puede preguntar, pero como
fue que no me di cuenta que iba a vivir tantos años y que las vueltas de la
vida me traerían a donde hoy me encuentro. Es cierto, casi nunca, inclusive ni
la comida del día se sabe cuál será, menos cuando no contamos con los recursos
necesarios. Aun así debió existir un día antes, donde con tiempo y de acuerdo
con las circunstancias podíamos definir lo que se haría al día siguiente.
Obvio, en nuestros tiempos era
casi imposible pensar en lo que sería el futuro, si uno aun no habíamos vivido
el presente de aquella época. Aun así tenemos que recordar que nuestros padres
y abuelos en forma figurada o directa utilizaban muchísimos verbos en futuro: “Economizarás
para el mañana”, “Vivirás en un mejor lugar”, “Irás a la universidad cuando el
momento llegue”, “Cuidarás de tus hijos cuando ellos lleguen”, “Programarás tus
últimos días”, cuando…, ¿verdad?
Pero es que en aquel tiempo
difícilmente se vivía el presente. El problema del tiempo lo manejamos de
acuerdo con nuestras expectativas de vida. Hoy en día nos toca no solo manejar nuestro mañana sino, además, el futuro de
quienes nos han acompañado y son los que seguirán adelante con la antorcha de
la vida. Esto lo debemos hacer y no lo podemos dejar de lado, nuestras
generaciones así nos recordarán, y no será para bien, si no lo cumplimos.
Para esa época muchos la
empezamos a tiempo, otros la dejaron pendiente para cuando llegaran los buenos
tiempos y otros todavía lo siguen pensando si será necesario, al fin y al cabo
el problema ‘no será mío’, será de aquellos que me acompañaron. De acuerdo,
pero no sería justo que consagrados a nosotros, no a la deriva quedaran. Si así
ellos lo hicieron, como no lo hice yo, se podría decir uno, de acuerdo con su
grado de responsabilidad.
De pronto podemos aducir que
se presentaron etapas donde incierto el futuro, más difícil se nos presentaría
esta época. Pero también tenemos que pensar que fue gracias a ese momento que
tuvimos, que nuevas oportunidades se presentaron y no las dejamos ir, aun
cuando significaba un nuevo destino, lejos de los nuestros, de nuestra querida
tierra, de todo aquello que marco o que allí se tenía.
Precisamente gracias a tal
momento pudimos tomar un segundo impulso para iniciar de nuevo, con ellos o sin
ellos. Podemos decir que tendríamos que empezar de nuevo, si claro, de ahí que
tal momento se debía aprovechar.
Pero como íbamos a saber que
esta nueva oportunidad nos daría una nueva opción para seguir adelante. “Veníamos
marcados” si así se puede decir. Cada uno de nosotros viene con su propio
futuro asegurado, bueno o malo, mejor dicho, la dinámica de vida determinaba
para donde iríamos y a donde llegaríamos. Si, abriríamos nuevos campos, nuevas
opciones se presentarían y ellas mismas nosotros las superaríamos. El futuro
estaba hecho. Tantos años de vida marcaban precisamente los de realización
personal.
Veamos esta época con ojos de
novedad, de satisfacción, de logro. No olvidemos estamos mejor preparados, y no
solo preparados, también con mayor experiencia, si, experiencia del ayer que de
pronto no nos serviría en donde nos encontremos, pero al fin y al cabo
experiencia. En nosotros estará hacerla valer. Aún es tiempo, manos a la obra.
Como dijo aquel pensador “Ni un paso atrás, ni para tomar impulso”.
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