OPINION, 7 de junio de 2018
Donde encontraremos la esencia
de la vida, si la raíz que nos mantiene vivos, que da color y sabor a cada día
que pasamos en este mundo. La familia, sin dudarlo, ¿pero cuál? Será necesario
realizar una investigación personal para definirlo o lo dejamos “a la buena de
Dios”, ¿qué tal? Cada uno de nosotros tiene su propia versión. Unos quieren
vivir acá, otros en Europa, no muchos en Africa, pero si muchos en Australia.
Que nos queda, más que desearles a cada cual la dicha eterna, caso de
encontrarla.
De pronto esto pueda ser más
sencillo si a tiempo nos damos cuenta que misión nos dio Dios para cumplir. No
hay duda que esto ya está escrito, solo se necesita seguirlo hasta su cumplimiento,
así que no podemos hacernos los que no sabemos, o entendemos, ¿verdad? Por otro
lado, debemos ser conscientes que esto no quiere decir que todos sepamos para
que somos buenos, aun así nuestra tendencia a creer en nuestros principios
religiosos nos facilitará en grado sumo, orientar nuestro diario vivir.
Vivir cada día como si fuera
el último, no sería una buena opción si antes no sabemos, no hemos determinado
que serán nuestros últimos años, meses o días. Si ello fuere posible sería más
fácil orientar nuestras energías en busca del logro de nuestra misión. No
tenemos que ponernos muy difíciles para saber qué debemos hacer, ¿verdad?
Pero si el caso fuere así,
vivir una vida así como se presente, sin rumbo fijo, aquí y allí, no sería una
buena decisión. Esto nos puede pasar cuando muchos golpes en la vida hemos
recibido y al final lo que se anhela es el descanso eterno. No siendo esto
nuestra situación, ya que pretendemos saber para donde vamos, debemos mantener nuestro
espíritu con pensamientos positivos agradeciendo a otros lo que ellos nos han
ayudado a salir adelante.
Precisamente llega a mi mente
el grato recuerdo de un grupo de oración que teníamos en nuestra comunidad en
Quintas del Redil, Bogotá, conde al
reunirnos, intercambiábamos ideas sobre cómo mejor cumplir la palabra de Dios.
Al parecer para cada uno de nosotros era claro que algo debíamos hacer en tal
dirección, no obstante uno de ellos se preguntaba cuál sería el camino que el
Señor le indicaría a él.
En la comunidad que residíamos
no nos podía faltar nada, que cubriera las necesidades básicas. No obstante, en
frente de nuestra unidad existían muchísimas familias que a duras penas
superaban las necesidades diarias. Aun así nuestro miembro de marras no podía entender
cuál podría ser el mensaje de Dios para que él lo cumpliera.
Finalmente él se dio cuenta
que su misión estaba precisamente enfrente de su cómoda residencia. Allí había
necesidades que su precaria habilidad para ganar el sustento diario no era
suficiente. El no podría cambiar la forma de vida de tales residentes pero si
buscando con ellos formas de superarlas, de encontrar otras formas para paliar
sus diarias necesidades.
En este estado de cosas viene
a mi mente una de las películas que Netflix pasa por el sistema de televisión. Le recomiendo ver:
“The beginning of life: The series using breakthroughs in technology and
neuroscience. This series examines how environment affects infants – and how
infants can affect our future.
“El inicio de la vida: La
serie utiliza los últimos avances en tecnología y la neurociencia. Esta serie
examina como el medio ambiente afecta a los niños en su infancia – y como los
infantes pueden afectar nuestro futuro”.
Tremendo, como así que lo que
le demos a los niños de hoy lo recibiremos mañana, precisamente como respuesta
al tipo de cuidados materno, familiar, escolares, etc. ¡Wow! Indudable. Nada menos
pero nada más. Y hoy en día vemos como precisamente los jóvenes sin hogares,
pero si bien armados, se han visto precisados a dar rienda suelta a sus
frustraciones, vejados, aislados, sin amor, pero con una magnifica residencia
vacía.
Démonos cuenta que todos somos
responsables de todos. No podemos dejar a unos más que a otros la obligación de
cumplir con su misión, con la tarea que Dios nos ha encomendado a cada uno. No
nos hagamos con “lo que a mí no me toca”, ya que así como tú te portes con los
tuyos, ellos mañana nos darán las satisfacciones o los dolores de cabeza,
¡querámoslo o no!
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