sábado, 5 de mayo de 2018

TRABAJO QUE NO SE HACE, SE DEJA DE HACER


OPINION, 10 mayo 2018

Siempre he tratado de hacer hoy, parte de lo que tengo para mañana. Pero también es cierto que en más de una oportunidad he dejado para mañana algo que no quería hacer hoy. Esto último puede, no ser conveniente, aun así me doy cuenta que no siendo algo imprescindible y pueda  afectar a alguien, hago lo máximo para hacer lo que me he comprometido, tanto que con relativa frecuencia me han agradecido una pronta respuesta.

En el proceso de hacerle mantenimiento a nuestra casa, tuvimos un percance que a pesar de haberse tomado la acción correspondiente, el equipo comprado no contaba con la calidad esperada, razón por la cual lo que antes fue una gotera casual ahora se convirtió en una continua.

Claro que cerrando el registro pudimos controlarlo. Pero resulta que en el proceso de cambio de la tubería viaja con el equipo nuevo, por omisión del técnico en soldar una conexión se humedeció el piso. Esta reparación no se podía posponer, por lo que hubo que arreglarlo de inmediato.

Al requerir al proveedor de tal equipo que nos enviara el repuesto que él ya había previsto que se iba a dañar, asi aparece descrito en las instrucciones de instalación. Esto tomó más de tres semanas para llegar. Ante nuestra insistencia el proveedor solo atinaba a informar que lo enviaría por el mejor sistema de despacho con seguimiento minuto a minuto donde se encontraba. Sistema que en ninguna forma podía disminuir el negativo efecto que ya había causado la compañía Delta.

Al efectuar el arreglo de tal gotera en el baño, nos dimos cuenta que había que dar una remozada a los azulejos. Pero precisamente este es el tipo de cosas que uno prefiera dejarlas para cuando nos quede un tiempito, cosa que generalmente no sucede a no ser que busquemos otra buena razón para no hacerlo a tiempo.

Bueno, el pasado fin de semana tenía en mente pintar parte de la pared que da al patio, pero llovió y eso me ayudó para encontrar una excusa para posponerlo. Pero también es cierto que cuando toca toca. Precisamente eso fue lo que me sucedió el sábado pasado. Dispuesto a descansar alrededor de las 9 p.m. me di cuenta que los azulejos me estaban “llamando” para que les diera la mano que ‘ellos sabían’ yo les había prometido.

Afortunadamente nuestro técnico, al consultarle sobre cuál sería el producto más práctico para llevar a cabo mi tarea, me recomendó el Dynaflex230, que compre de inmediato, bueno para resanar canales, ventanas, puertas, ‘siding’, ‘trim y ‘flashing’ y “ni corto ni peresoso” inicié mi trabajo alrededor de las 10 de la noche. Y lo que es sorprendente lo hice con gusto y me quedo para que me contraten. Son de los trabajos que uno queda tan contento que a media noche se levanta para poder admirar la “proeza’ realizada.

Una vez que lave las paredes y la tina, eso quedo como para in baile. Pasé al otro baño para lavar un pedazo de toalla que me había servido de compañero de trabajo para dejar todo resplandeciente. Cuál no sería mi sorpresa que en este baño también hubiera que hacerle un pequeño trabajo, que no se podía postergar. Bueno, con buen talante de inmediato lo realicé con tal bendición que al dar el último toque se me acabó el sellante. No se llama esto suerte ¿precisamente a las 11:30 p.m.?

Realizar un trabajo como el que hice es digno de admiración, así que me dije, “primero démosle gusto al gusto y me serví una copa de vino rojo e inicié algo que me gusta muchísimo, escribir para mis estimados lectores. La razón, sencillo, si algo me precio en este bello país es que acá tuve que cambiar algunas cosas en forma muy favorable, más trabajo y conste que no es por evitar el pago, no, es por la satisfacción que siento de la labor cumplida. De hacer lo que hay que hacer, con gusto, con la satisfacción del deber cumplido.

Doy gracias a Dios de haberme hecho como soy, mejor imposible. No es difícil para mí hacer lo que me he comprometido sea o no función que debo cumplir. Para algo Dios me premió con una dinámica forma de hacer lo que él sabe que yo haré. Que no le fallaré.

Antes de irme a descansar, permítame verificar si realmente mi trabajo tuvo la calidad que siempre he imprimido; Dios los bendiga y tengan una feliz noche, o no, un feliz domingo, ya está próximo a amanecer.

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