OPINION, 26 abril 2018
Es muy probable que para
compras caseras de cada semana estemos preparados ya sea pagando más por las
tiendas o supermercados que tienen “productos frescos”. Eso es lo que unos
dicen para ameritar que pagó de más. Todas las tiendas “venden fresco” algunas con la ventaja de a
bajos precios.
¿Pero que tal cuando de
comprar un vehículo o una casa se trata? Partamos de un principio por mas
expertos que nos sintamos en algo fallamos, ya sea el precio, el tipo de
vehículo, el color, la fecha de entrega, la firma de papeles de compra, seguros,
etc. ¿Será que nos tenemos que preocupar por todo ello?, claro y muchísimo más.
Es nuestro bolsillo y recursos de nuestro hogar.
Recientemente me comentaban
del caso de una familia que deseaban cambiar de carro antes de la fecha de
vencimiento de un “leasing”, arrendamiento de carros. Tenían en mente un carro
pequeño. Existen demasiados modelos de ese tamaño dentro de las compañías
clásicas disponibles en nuestro medio.
Con el fin de adelantar los
trámites de entrega del carro “leased” visitaron al vendedor. El vendedor les
presentó la opción para compra de uno nuevo. El carro pequeño que se deseaba se
convirtió rápidamente en uno con un valor de $24.000. Pero es que ellos no
venían a comprar solo para saber que hacer. De inmediato el vendedor llamó a
otro de los peritos para que lo orientaran sobre la conveniencia aprovechando
la visita.
El comprador se logró deshacer
de la estrategia de ataque del vendedor y se fué. Ya en casa empezó su búsqueda
de un vehículo pequeño, inclusive en una sucursal de la misma compañía
vendedora. Esta le ofreció un carro relativamente pequeño por casi la mitad del
que le habían propuesto. Razones de trabajo, le impidieron visitar al
distribuidor.
El vendedor una vez más lo
llama para ofrecerle una magnifica opción, agradeciéndole lo visite. El dice
que en dos días. Ira junto con su esposa y una vez más se inicia un lleva y
trae de ver el carro, llenar el formulario, determinar cantidad a pagar, pero
sin concretar, etc.
Pasadas unas cuatro horas de
lleve y traiga se llega a una conclusión, no sin antes negociarse la cuota
inicial y el período de financiamiento, pero sin mencionar el precio total,
solo la facilidad de pagarlo en cómodas cuotas mensuales.
Viene luego funcionario de la
sección de finanzas de la compañía para hacer algunas preguntas
complementarias. Invitándolos para que en corto tiempo firmen documentos de venta.
Van a su oficina y allí durante una media hora firman todos los documentos.
PARE. Hay una cantidad por casi un tercio del precio de venta que él no
conocía. Consulta y le aclaran que no se preocupe que eso la dará “peace of
mind” ¡Ah! bueno, y firman.
El comprador se ‘despierta’ y
le consulta a un amigo que pasa con semejante cifra. Le dice si usted no está
de acuerdo pide que se lo “delete”, en otras palabras que se lo borren. Sin
perder el tiempo va directamente al jefe de finanzas, quien va al encargado de
la firma de documentos. Que todo está arreglado. Bueno, gracias, dice él y va a
recibir el coche. .
Dos días después no sabe que
ha pasado y no cuenta con el documento corregido debidamente firmado. Ante su
duda nuevamente habla con la persona a cargo, quien le dice algo que lo deja
intranquilo pero no por eso caso resuelto.
Finalmente el comprador toma
decisión y prepara carta dirigida al jefe de sección de ventas y va a sus
oficinas sin más ni más. El jefe muy amablemente recibe la comunicación, le
escucha su preocupación y va a hablar con la persona que recoge las firmas. Los
documentos estarán listos en un par de semanas.
Es cierto, no las podemos
saber todas, pero si no aprendemos, más de una vez nos van a vender “gato por
liebre”, con nuestro visto bueno.
Definamos con tiempo que
queremos. Coticemos con varios proveedores el mismo tipo de carro.
Consigamos un ‘asesor’ que
lo/s acompañe en las diligencias de compra.
Exija que junto con su
‘asesor’ verifiquen todos los recibos que se van a firmar.
Estando todo en orden proceda
a firmar, antes no. No firme nada que lo comprometa.
Mientras usted tenga la plata
en el bolsillo, usted manda, una vez firme “no hay tu tía”.
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