sábado, 10 de febrero de 2018

COM O ALGO PUEDE VOLVERSE VIRAL


OPINION, 15 febrero 2018

Uno está normalmente lejos de los eventos que se determinan como virales, en particular en las redes sociales, seguramente porque estamos lejos de ellas. Por otro lado al no estar al tanto de lo que allí sucede, difícilmente sabremos que eventos se pueden convertir, precisamente, en virales.

Precisamente hace poco  una de nuestra estudiantes nos comentó como recientemente había comprado una botella de vino para deleite en casa. Esto lo hizo como algo casual. No obstante al llegar a casa, coincidió con la llegada de un visitante casi catador profesional. A ella se le ocurrió que sería una buena oportunidad saber si el vino que había comprado era bueno o no. Esta era la mejor oportunidad.

Para que lo catara, trasvasaría su contenido a otra de indiscutible presencia y calidad. De haberlo hecho utilizando el mismo tipo de botella seguramente no tendría efecto, ya que desde el principio se inclinaría, quien lo fuera a degustar, seducido por el empaque, que más diría de un vino común y corriente y no de marca como ella deseaba ponerlo a prueba.

Cuál no sería su sorpresa cuando su visitante, en alarde de conocimiento, después de saborearlo y cerrar los ojos en signo de aprobación, agradeció a la ama de casa tan exquisito vino, del cual el agradecería repetir.

Este evento nos lo refirió nuestra estudiante en la clase de la mañana habiendo causado una gran hilaridad por la genialidad con que ella había hecha la prueba y como le había funcionado en la forma más sencilla y descomplicada. A su vez quienes escuchábamos su relato, nos llamó la curiosidad la marca de vino y su valor, menor de $3, si menos de tres dólares. ¡Wow! Imposible dijimos todos. De inmediato ella nos facilitó el nombre que casi se le había olvidado, este era….Winking Owl, de California, tipo Merlot en botella negra con etiqueta precisamente de un búho cerrando un ojo.

Como coordinador de estos cursos, en ocasiones aprovecho para comentar algo interesante de una de las clases a mí cargo. En este caso en particular, la estudiante que había estado en el curso anterior ahora se encontraba en este otro, así que aproveché para consultarle si nos podría comentar el caso de la degustación del vino en botella fina. No solo nos lo comentó con lujo de detalles, causando gran risa en todos nosotros. Era algo muy simpático.

Aprovechó ella para comentar la casualidad que se le había presentado cuando visitando a Aldi, el supermercado donde se encontró el vino en mención, se le ocurrió preguntarse qué tipo de vino blanco le caería bien a un plato que tenía en mente para la comida. Tomó su celular y consultó cual podría ser el adecuado. A lo que el sistema le recomendó coincidencialmente la misma marca pero tipo blanco, que le resulto de perillas. Todos nos llenamos de risa al ver la casualidad de lo que había ocurrido.

A su vez y de acuerdo con los comentarios recibidos del tipo de vino, me di cuenta que había que confirmar los comentarios así que fui a Aldi e inicié mi búsqueda en el área de licores, inicialmente por el precio y luego por la etiqueta con el búho con un ojo cerrado. No fue difícil encontrar varias cajas tanto del vino rojo como del vino blanco. Había que comprar suficiente antes de que agotara la existencia, cuatro botellas sería suficiente.

Cuando llegué a la caja a pagar, deje las botellas paradas, mientras con la otra mano controlaba otros dos paquetes. Una vez que la cajera atendió al anterior cliente, ella movió la banda para acerca mi compra. Repentinamente las botellas rodaron por la banda llamando la atención del siguiente cliente. Entretanto la cajera me pedio que dejara las botellas recostadas, fin dificultar su caída. La siguiente cliente, una señora, sorprendida que yo tuviera cuatro botellas de tal vino, me pregunto, llena de curiosidad, la razón por la cual compraba tantas al mismo tiempo.

No me podría haber quedado callado. De inmediato le comenté que era de un vino tinto de muy buena calidad y a un precio muy bajo. Claro, le faltaba la pregunta del millón, ¿a qué precio? Tuve que verme precisado a darle a conocer mi secreto. $2,86. No había yo terminado de indicárselo cuando ella me pidió le cuidara su compra y de inmediato…desapareció.  


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