OPINION, 11 enero 2018
Será que estamos perdiendo
la memoria a muy temprana edad o que para cada etapa de desarrollo de nuestras
vidas no le hemos dado la atención que cada una requiere. Sí porque de niños
podíamos aprender muchísimas cosas que guardábamos en la memoria de inmediato,
de aquella época, sin querer decir que con el tiempo, solo vagos recuerdos nos
quedan. Luego llegó la juventud y ya empezamos a hacer resúmenes que nos
facilitaran recordar temas extensos, para no hablar cuando fuimos a la
universidad, teníamos que estudiar intensamente para poder pasar cualquiera de
los exámenes de aquellos tiempos y que hoy, muy poco o nada recordamos.
Y que nos pasó después
cuando empezamos a trabajar, no solo tuvimos que depender del apoyo de personal
auxiliar para hacer citas, contactos, cumplir compromisos, enviar flores,
regalos, etc. etc. en fechas que de otra manera se habrían olvidado, de no ser por
el apoyo que en nuestras áreas de trabajo teníamos a nuestra disposición.
Y que decir cuando nos
enamoramos y casamos. Cuantos de nosotros recordamos fechas y de recordarlas ¿que
hicimos para celebrarlas? No sería que alguien nos las recordaba y no solo de
ellas sino de la conveniencia de enviar unas flores o llevar un regalo o una
invitación a comer, etc. Parece que o siempre fuimos ejecutivos o no teníamos
tan perfecta memoria que dependíamos de otros.
Ahora, en nuestra mayoría de
edad, generalmente ya no contamos con tales recursos, lo que significa que
nuestra efectividad baja, no necesariamente porque nosotros estemos olvidando
algo que teníamos que hacer, no, simplemente no contamos con el apoyo
secretarial o escrito para poder cumplir con nuevos compromisos, sin
olvidarlos. ¿No le parece? De paso creemos que podemos depender de nosotros
mismos, para algunas cosas, pero no para todas. En otras palabras estamos
dependiendo de otros, como en el pasado, solo que ellos ya no están
disponibles.
Dado el cambio de las
circunstancias, sin contar las que tenemos ahora en este país, sus costumbres
son diferentes a las que hubiéramos tenido en nuestras tierras. Por otro lado
nuestros hijos y demás familiares ya no se encuentran cerca de nosotros, por lo
tanto nosotros tenemos que desarrollar nuevas formas para mantenernos activos,
hasta que Dios lo disponga.
Veamos uno de los robots que
tenemos a nuestra disposición y que no lo tomamos en cuenta cuando de recordar,
una hora, tomar una medicina, una cita, si, nuestro compañero de siempre, que
lo hemos olvidado, el reloj. No
olvidemos, por otro lado que contamos con los celulares, la radio, la
televisión y los periódicos. Por otro lado debemos encontrar nuevas
alternativas para nuestra movilización.
No hay duda que debemos
establecer mecanismos de apoyo para continuar cumpliendo con nuestras labores
diarias. Pero antes, un artículo del New York Times de la fecha, dice que: La
soledad puede ser mortal para personas de mayor edad y que el mejor antídoto
son los amigos, yo añadiría, mantenerse ocupado. ¿Que cuales ocupaciones? El
jardín, los frutales, escribir, leer, colaborar en la iglesia, ser voluntario
en la comunidad, etc.
Un joven ejecutivo de
ventas, una vez cerraba la puerta de su residencia o de su carro, le quedaba la
duda de si había o no cerrado bien. Se devolvía para verificarlo. ¿Qué hizo? Empezó a demorarse unos segundos más para
cerciorarse que lo había dejado cerrado. Santo remedio.
Dejaba su carro en el
parqueadero del aeropuerto de Miami, y aun cuando recogía el tiquete respectivo
a la entrada, no recordaba donde lo dejaba, por lo tanto y después de un viaje
de 3 días al regresar el gran problema para encontrar el recibo y además el
sitio donde lo había dejado. Solución, ahora controla con unos minutos más de
tiempo, el nivel y las letras donde dejo el vehículo, si era al lado derecho o
izquierda, cerca al ascensor, etc. Ya no le ha vuelto a pasar que se le “pierda”
el carro o se lo “roben” como le sucedió la última vez.
Los anteojos se le perdían,
claro no se daba cuenta que los tenia puestos. Compró una especie de tiranta que unió a los anteojos.
Ahora lleva los anteojos colgando sobre el pecho, cuando no los está
utilizando.
Viajar al aeropuerto de
Miami era una odisea. Tuve conocimiento que el Tri-Rail partiendo de Mangonia
me llevaría directamente al aeropuerto. Problema resuelto, dejando parqueado el
carro allí, gratis. Ahora les recomiendo a familiares o amigos tomar y
disfrutar el tren con vagones de dos pisos para llegar a Mangonia, donde les
espero, sin las aulagas del pesado tráfico de la I-95.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.