OPINION, 30 noviembre 2017
Esto de la felicidad cómo
que es más difícil, o así lo ve uno. Complicada la cosa, ¿verdad? Pareciera que todo depende del cristal con que
se mire, de quien pretende utilizar tal palabra para fundamentar tal existencia.
Para los que están enamorados puede representar la felicidad, que puede cambiar
a lo opuesto, o por el contrario se fortalezca hasta que Dios lo disponga.
Por otro lado, para muchos
la felicidad no existe, nunca la buscaron y obviamente tampoco la encontraron.
Y si la tuvieron enfrente, pensaron que era como comprar helados y la
dejaron ir, con la expectativa que de
eso se encontraba en todas partes y mentira. Pero ya era tarde, se había ido.
Un interesante ejemplo lo
encontramos en la columna La Poesía en Acción, edición del 16 de noviembre, página
12 de El Hispano, donde el reconocido poeta José Santos Chocano, 1875 – 1934 –
nos da un buen ejemplo del concepto felicidad con su poema Nostalgia. Veamos:
“Hace ya diez años
Que recorro el mundo.
¡He vivido poco!
¡Me he cansado mucho!
Quien vive de prisa no vive
de veras:
Quien no echa raíces no
puede dar frutos.
Ser rio que corre, ser nube
que pasa,
sín dejar recuerdo ni rasgo
ninguno,
es triste, y más triste para
quien se siente
nube en lo elevado, rio en
lo profundo.
Se pregunta uno como alguien
que recorre el mundo “ha vivido poco”, en otras palabras no encontró,
figurativamente hablando “la fuente de la eterna juventud” o “el tesoro de los
chibchas” que lo recompensaran con lo que él buscaba. También podríamos decir
que él era en exceso exigente, por lo tanto nada complacía sus exigencias.
O por el contrario el niño
que “lo tiene todo” y que nada le satisface y que sea lo que se le regale, lo
tira con gesto de desprecio. No hay duda que de seguir con los principios que
vio en casa, a través de sus padres, esto lo vaya a afectar en su futuro.
Por otro lado, continúa
Chocano diciendo que “Quien vive de prisa no vive de veras: quien no echa raíces
no puede dar frutos”. La primera parte va muy acorde con el tipo de vida que
vivimos, no hay tiempo para nada. Tanto que andamos como autómatas caminando o
conduciendo textiando, no por que no tengamos tiempo, no, es por novedad y por
un sentido de inmediatez que nos apasiona descontroladamente. Por lo tanto lo
que en su época pudo haber sido más simple, sin tanta injerencia tecnológica,
tampoco le permitió disfrutar de lo que llamamos felicidad.
Y que tal “quien no echa
raíces no puede dar frutos”. Seguimos con lo mismo, pues el no proceder como la
tradición de los pueblos determina, formación de una familia, no como hoy se
estila, teniendo hijos aquí y allá, dejándolos para crianza con los abuelos o
un “Guardian”, no podrá vivir la satisfacción del deber cumplido.
Lo importante es hacer de
cada momento, como si fuera el último. Como hace el niño pobre con sus zapatos
nuevos, gozándolos con satisfacción.
Para quien le quede aun
una duda sobre la felicidad, haciendo feliz a otro veamos este ejemplo de hoy: Kate
McClure de 27 años se quedó varada una noche en una salida de la I-95 cerca de
Philadelphia por falta de gasolina. De pronto apareció un “homeless”, Johnny
Bobbitt, 34 años.
El se sienta regularmente
en ese lugar mostrado un aviso. De inmediato se acercó y le dijo, “En que la
puedo servir”. Se había quedado sin gasolina. El prosiguió: “quédese en su
carro y ciérrelo. Unos pocos minutos más tardes regresó con un galón de
gasolina. ¿Quién es él? El es un veterano del Marine Corps y exbombero. El
había comprado la gasolina con los últimos $20 que le quedaban.
Kate deseosa de agradecer
tan generoso gesto fue a GoFundMe compartiendo su historia y agradeciendo le
ayudaran para levantar fondos para que
Bobbitt estuviera abrigado y pagarle lo de la gasolina. Kate obtuvo $250.000, según los datos publicados por la
TV, preciosamente el Día de Acción de Gracias. Con los cuales Johnny pagará el
arriendo de una habitación, comprará un carrito y cubrirá unos muchos meses de
gastos generales. ¡Quién lo iba a creer!
Veamos quienes fueron
felices: Kate, los cientos de personas que colaboraron económicamente para
hacer feliz a quien hoy duerme bajo techo, pronto con un carrito de su
propiedad y con centavos para volver a
ser el agradecido hombre útil de siempre! Todos en una forma u otra fueron
felices, inclusive haciendo feliz a Bobbitt.
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