OPINION, 20 abril 2017
Pero no, no hay pero que
valga. Si ya hemos superado tantos escollos lo que nos queda por recorrer será
relativamente más viable, posible. Aun así es probable que los nuevos desafíos sean precisamente nuevos
y de los cuales carecemos de experiencia, eso creemos pero de pronto no lo es.
Algo que he aprendido, en
particular en este país, es que no se necesita ser mago para saber de todo, lo
que si es que debemos saber a quién consultamos, sobre cómo hacer algo, por
difícil que sea. ¡Ah! ¿Qué le incomoda consultar? Bueno entonces visite www.youtube.com allí podrá encontrar la respuesta a sus inquietudes. ¡Ah!
Que no inglés, ‘no problem”, también lo hay en español.
A donde quiero llegar.
Sencillo. Hace un buen tiempo que a través de nuestra huerta casera almacenamos
el agua lluvia con sencillos recipientes que la reciben directamente del
tejado. No hay duda que nos hemos economizado unos buenos centavos y las
plantas han podido crecer y dar sus frutos a bajo costo. Claro, el lugar donde
colocábamos los recipientes era sobre el ‘deck’. Limitando, un tanto, el
espacio para disfrutarlo.
La idea era recoger el agua
a través de una canal que a su vez la decantara en uno de los tanques qué para
tal efecto tenemos. En esta forma el ‘deck’ quedaría libre. Como decimos acá:
“fácil decir que hacer”. Ya había consultado sobre su viabilidad, habiendo
recibido respuestas positivas sobre mi prepuesta. Inclusive el día anterior
había consultado a una persona experta para que me orientara sobre cómo
hacerlo.
Por razones de trabajo dicha
persona no pudo visitarnos. Que vaina. Aun así viendo que debía hacerlo, de
todos modos, tomé la decisión de ir nuevamente a Home Depot. Consideré que
instalar la canal no era nada complicado. Yendo a la sección respectiva
encontré la canal, 3 metros y luego empecé a buscar los aditamentos que yo creía
corresponderían, pensando lo que eran en mi querida tierra.
Una vez que encontré los
respectivos soportes, obviamente diferentes a los que yo suponía, armé mi canal.
Había un problema, el tipo de tornillo que traía los soportes no me eran
comunes, aun así al llegar a la caja consulté con la operaria, quien de
inmediato llamó a un operario. El dijo que se requeriría un ‘nut driver’ y que
él sabía dónde estaba. Me preguntó si tenía destornillador eléctrico
(screwdriver). De inmediato me lo trajo personalmente. Pagué y salí directo a
mi carro, pensando que iría a hacer con mi canal de 3 metros.
Ya enfrente de mi carro se me
ocurrió bajar el vidrio delantero derecho y el trasero izquierdo. Ya, de
antemano, había colocado una especie de bandera roja a lado y lado de la canal.
A lado y lado sobresalía unos 40 centímetros de canal. Fuera como fuera ya me
había embarcado en mi misión de llevarla a casa en el automóvil.
Pidiendo a Dios que todo me
fuera bien, llegué a casa. Mi señora me felicito por haber superado “el
impase”. ¿Almorzaba o instalaba la canal? Si ya había llegado hasta allí, lo
que me faltaba ya no era nada. Con mi escalera de madera, “made at home”, hecha
en casa y haciendo los respectivos cálculos me ‘arme de valor’ y con el
‘screwdriver’ instalé la canal.
Había terminado lo que pensé
sería complicado. Sí le hubiera pedido a un técnico, de seguro me habría
cobrado $100. Esa misma tarde llovió, lo que me permitió confirmar que el
trabajo realizado era el correcto y que el agua ahora bajaba sin dificultad a
uno de los tanques.
Ahora podía dedicarme a
pintar el ‘deck’ pero antes cambiar uno de los listones y colocar un par de
soportes. Afortunadamente teníamos en casa el material disponible, salvo la
pintura que previamente habíamos comprado en Walmart. Un especial amigo me
facilitó su ‘screwdriver’.
¡Oh!, alto, trabajo aun no
terminado. El arreglo del ‘deck’ requería a su vez el cambio de la decoración.
También disponiendo de los elementos, procedimos de inmediato. Utilizaríamos
los bambúes y las plantas de sábila, de que tanto nos preciamos. Para la
pintura utilice el rodillo para la primera mano, para la segunda consideré que
me daría mejores resultados con brocha. Así lo hice y en “un dos por tres” ese
‘deck’ quedo como para exhibición.
Conclusión, no alcanzamos a
invertir $50 en un trabajo que nos hubiera costado por lo menos entre $150 y
$200. Superé mi potencial incapacidad para hacer algo que seguramente en mi
querida tierra no hubiera hecho, pero que acá me sirve de experiencia de que
‘cuando uno quiere uno puede’ y lo más importante compartir con usted, estimado
lector, a través de estas líneas, esta nueva y exitosa experiencia, que pensé
podría ser complicada.
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