sábado, 20 de marzo de 2021

ENAMOREMONOS DE LA VIDA

 OPINION, 25 marzo 2021

No hay duda de que los efectos del Covid-19 nos están afectando más de lo esperado. Claro, generalmente nos recuperamos, por lo menos parcialmente, cuando algo negativo nos ocurre. O lo opuesto, como ahora sucedió, con la llegada de cheques a millones de personas.

Pero será esto suficiente, obvio que no. Y obvio que no, porque por nacimiento nunca quedamos contentos con nada. Es posible que estemos esperando que nos paladien, no que nosotros hagamos el esfuerzo por recuperar nuestro enfoque positivo de la vida. Todavía continuamos con tal expectativa, sea esta verdadera o falsa.

Los que recibieron sus cheques antes del fin de semana, en su gran mayoría, sabían cómo iban a utilizarlos. Distracciones de fin de semana, tanto que hasta las autoridades se vieron forzadas a realizar detenciones de felices bañistas en la playa. Como podrían ellos perder tan excelente oportunidad, especialmente poniendo en peligro tales recursos y obviamente su salud y la de aquellos a su alrededor. ¿Qué quiere decir esto?

Sencillo, Una cosa es querer y otra poder. Si tenemos la opción de superar una situación difícil, como ha sido la de un año completo, “recluidos” en el hogar, o en la casa por oficina, como vamos a ser tan cerrados que la perdemos tan tontamente, para después echarle la culpa al sistema o a los familiares más cercanos. La solución llega extemporánea, cuando nos hayamos gastado el recurso recibido, no solo en la parranda del fin de semana sino del costo del abogado para liberarlo de la pena que se le impute.

Borrón y cuenta nueva. Definitivamente si pensamos en “enamorarnos de la vida” debemos cambiar nuestra actitud. Llámese el hogar, el trabajo, el medio en que vivimos, etc. Todos ellos nos afectan pero al mismo tiempo debemos tomar en cuenta que sin ellos no llegaremos muy lejos. Entonces el cambio es la única opción viable.

Pero donde está el cambio, tenemos que idearlo, en otras palabras ser creativos, encontrarse consigo mismo y trazar un plan de acción para actualizar nuestra forma de vida. Difícil, verdad. Entonces recurra a un mentor, si, alguien que conociéndolo le puede orientar que y como debe hacerlo.

Precisamente tenemos un maravilloso ejemplo. Visiten Netflix en su televisor y busquen la película HITCH con la actuación de Will Smith, James Lassiter y Teddy Zee. Logró tanto éxito que superó los 371.6 millones de dólares en recaudo mundial. No tiene título en español, pero podríamos llamarla El Precio del Triunfo. Les gustará, no hay duda.

Adicionalmente, permítanme comentarles lo que me pasó en los albores de mi carrera no profesional. Nació la idea de que yo ingresara al curso de Secretariado Bilingüe con dedicación exclusiva. En aquel tiempo yo trabajaba con mi padre en su fábrica de muebles. Era muy difícil que yo hubiera podido estudiar toda la mañana, de lunes a viernes por todo un año lectivo.

Mi novia, hoy mi señora, me recomendó solicitar una beca. Para mí eso era griego, yo no sabía que uno podía acceder a tal recurso. Aun así me dirigí a la Sra. Ruth Romero, miembro del staff del Colombo, expresándole mi interés en asistir a dicho curso, pero que mis recursos no me lo permitían. Ella me dijo, espere mientras habló con el director, Mr. Rockwiler..

Obviamente pensaba que era muy difícil que me dieran una beca, pero nunca pensé que existiera una media. Estaba equivocado. A través de la asistencia a varios cursos de inglés me había relacionado con algunas de las directivas de la institución. La Sra. Romero sale de la oficina de Mr. Rockwiler y me dice: “Nelson, te podemos dar una media beca”. ¡Wow! Pero cómo, a que se debía que me hubieran becado parcialmente, imposible, pero cierto.

Esto me llevó a trabajar con mi padre en las tardes y los sábados fin ganar el ingreso que me permitiera financiar el balance, además de gastos. Fue algo maravilloso. Yo, trabajador de ebanistería, iba a estudiar a tiempo completo. Y así me hice Secretario bilingüe.

Pero esperen un segundo. La directora del curso me llamó para indicarme que me habían escogido para dirigir unas palabras a nombre de los estudiantes en la ceremonia de grado. ¡Wow! Más no podía esperar.

El día del grado, mi padre, mi novia y mí tío Simón se hicieron presentes. Yo nunca había hablado en público, aun así mi profesora me había preparado y por lo tanto salí adelante. Luego iríamos a un restaurante a celebrar la ocasión. Nunca pensé que podía saborear, lo que la gente llama, el sabor del triunfo. Había sentado las bases de mi futuro. Ahora era más fácil enamorarme de la vida, todo se podía alcanzar pero había que lucharlo. 

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