OPINION, 25 marzo 2021
No hay duda de que los efectos
del Covid-19 nos están afectando más de lo esperado. Claro, generalmente nos
recuperamos, por lo menos parcialmente, cuando algo negativo nos ocurre. O lo
opuesto, como ahora sucedió, con la llegada de cheques a millones de personas.
Pero será esto suficiente,
obvio que no. Y obvio que no, porque por nacimiento nunca quedamos contentos
con nada. Es posible que estemos esperando que nos paladien, no que nosotros
hagamos el esfuerzo por recuperar nuestro enfoque positivo de la vida. Todavía
continuamos con tal expectativa, sea esta verdadera o falsa.
Los que recibieron sus cheques
antes del fin de semana, en su gran mayoría, sabían cómo iban a utilizarlos.
Distracciones de fin de semana, tanto que hasta las autoridades se vieron
forzadas a realizar detenciones de felices bañistas en la playa. Como podrían
ellos perder tan excelente oportunidad, especialmente poniendo en peligro tales
recursos y obviamente su salud y la de aquellos a su alrededor. ¿Qué quiere
decir esto?
Sencillo, Una cosa es querer y
otra poder. Si tenemos la opción de superar una situación difícil, como ha sido
la de un año completo, “recluidos” en el hogar, o en la casa por oficina, como
vamos a ser tan cerrados que la perdemos tan tontamente, para después echarle
la culpa al sistema o a los familiares más cercanos. La solución llega
extemporánea, cuando nos hayamos gastado el recurso recibido, no solo en la
parranda del fin de semana sino del costo del abogado para liberarlo de la pena
que se le impute.
Borrón y cuenta nueva.
Definitivamente si pensamos en “enamorarnos de la vida” debemos cambiar nuestra
actitud. Llámese el hogar, el trabajo, el medio en que vivimos, etc. Todos
ellos nos afectan pero al mismo tiempo debemos tomar en cuenta que sin ellos no
llegaremos muy lejos. Entonces el cambio es la única opción viable.
Pero donde está el cambio,
tenemos que idearlo, en otras palabras ser creativos, encontrarse consigo mismo
y trazar un plan de acción para actualizar nuestra forma de vida. Difícil,
verdad. Entonces recurra a un mentor, si, alguien que conociéndolo le puede
orientar que y como debe hacerlo.
Precisamente tenemos un
maravilloso ejemplo. Visiten Netflix en su televisor y busquen la película
HITCH con la actuación de Will Smith, James Lassiter y Teddy Zee. Logró tanto
éxito que superó los 371.6 millones de dólares en recaudo mundial. No tiene título
en español, pero podríamos llamarla El Precio del Triunfo. Les gustará, no hay
duda.
Adicionalmente, permítanme
comentarles lo que me pasó en los albores de mi carrera no profesional. Nació
la idea de que yo ingresara al curso de Secretariado Bilingüe con dedicación
exclusiva. En aquel tiempo yo trabajaba con mi padre en su fábrica de muebles.
Era muy difícil que yo hubiera podido estudiar toda la mañana, de lunes a
viernes por todo un año lectivo.
Mi novia, hoy mi señora, me
recomendó solicitar una beca. Para mí eso era griego, yo no sabía que uno podía
acceder a tal recurso. Aun así me dirigí a la Sra. Ruth Romero, miembro del
staff del Colombo, expresándole mi interés en asistir a dicho curso, pero que
mis recursos no me lo permitían. Ella me dijo, espere mientras habló con el
director, Mr. Rockwiler..
Obviamente pensaba que era muy
difícil que me dieran una beca, pero nunca pensé que existiera una media.
Estaba equivocado. A través de la asistencia a varios cursos de inglés me había
relacionado con algunas de las directivas de la institución. La Sra. Romero
sale de la oficina de Mr. Rockwiler y me dice: “Nelson, te podemos dar una
media beca”. ¡Wow! Pero cómo, a que se debía que me hubieran becado
parcialmente, imposible, pero cierto.
Esto me llevó a trabajar con
mi padre en las tardes y los sábados fin ganar el ingreso que me permitiera
financiar el balance, además de gastos. Fue algo maravilloso. Yo, trabajador de
ebanistería, iba a estudiar a tiempo completo. Y así me hice Secretario
bilingüe.
Pero esperen un segundo. La
directora del curso me llamó para indicarme que me habían escogido para dirigir
unas palabras a nombre de los estudiantes en la ceremonia de grado. ¡Wow! Más
no podía esperar.
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