OPINION, 9 febrero 2017
En estos días no solo de
frio sino de política, lo mejor es hablar de temas que nos puedan ayudar a
encontrar nuevos derroteros. No hay duda que el mundo está cambiando y nosotros
debemos prepararnos oportunamente. Por qué lo digo. Pareciera que todos
queremos recibir propuestas de trabajo con salarios de ejecutivos, maravilloso,
pero con la misma preparación, ¿sin actualizaciones? Cuando de cualificaciones
se trata nos damos cuenta o que no estamos preparados o que la preparación
recibida fue en nuestros países y que validarla acá cuesta una fortuna.
Así, pareciera que nos
estancamos. Uno puede ser un diseñador, un profesor de matemáticas, un
odontólogo, inclusive un médico y es como si estuviéramos terminando
bachillerato. Pero el problema no es este, el problema es nuestra falta de
decisión de buscar la solución a nuestro problema. La mejor opción es
determinar qué tipo de estudios nos ofrecen una alternativa que sea práctica y
nos permita lograr un salario que supere las necesidades de un hogar.
En más de una oportunidad me
han llamado para ver en qué forma les puedo colaborar. Dentro de las opciones
les comento la de ser voluntario para enseñar inglés o español. Obvio que no
hay pago. Pero nosotros podemos lograrlo, después de algún tiempo creando una
nueva profesión, profesor bilingüe. ¿Qué toma tiempo?, sí, claro, pero tenemos
la mejor oportunidad, la comunidad que día a día desea aprender nuestro idioma.
Pero salvo excepciones la gente sigue esperando la hada de la buena suerte.
Viene a mi mente como superé
limitaciones una vez inicié mi trabajo. Tomar cursos cortos era una opción que
no me llevaban a ningún lugar. Hasta que uno de mis supervisores me dijo:
“estudia una carrera”. Pero cómo, ya con familia, primero tendría que obtener
el grado de bachiller. Sin pensarlo dos veces en dos años de estudio logré mi
grado, gracias al programa de bachillerato nocturno en Colombia.
Ahora venía la decisión de estudiar
para optar el título de Administrador de Empresas, que podría utilizar en mi
trabajo. Primer escollo por superar, el ingreso a la universidad, la Tadeo
Lozano me agradaba mucho. La parte económica lo financiaría con préstamo de
Icetex. Lo haría en las horas de la noche, durante 5 años. En el examen de
ingreso tuve un escollo, el decano de la facultad consideró que tal decisión la
debería tomar el director administrativo de la Universidad.
En aquel tiempo tal cargo
implicaba resolver problemas de tipo administrativo/académico. Mi posición en
mi organización, mi deseo de estudiar y viabilidad para obtener financiamiento
de mi matricula me daba una gran ventaja, que tomó en cuenta el administrador y
aprobó mi ingreso a la universidad. Esto fue para mí algo espectacular. Nunca
pensé que Dios me permitiera superar una falencia en forma tan exitosa. En 1976
se hizo realidad mi grado de Administrador de Empresas.
No hay duda que mucho se
había logrado, aun así consideraba que era más representativo contar con la
preparación que me permitiera el “master” o como decimos acá el MBA. La
Fundación Universidad Central me concedió el respectivo título el 22 de octubre
de 1990, de esto hace solo 27 años.
En aquella época los cuatro
hijos se encontraban por terminar o habían terminado su universidad, así que el
deseo de superación era precisamente lograr la meta familiar, graduarme. Así se
logró, Los hijos se graduaron: un administrador, un arquitecto, una diseñadora
textil y una doctora en veterinaria. Además del estudio de los dos mayores para
obtener su MBA y grado universitario en Fashion Design en Estados Unidos.
Pero acá no podía yo
quedarme. Mi anhelo era lograr un posicionamiento en mi organización y esto
solo lo lograría haciendo una especialización de dos años en auditoria de
sistemas. Ahora más que nunca los préstamos se hacían más importantes. Icetex
me respaldó y mi banco se hizo presente. Tal sueño se hizo realidad en la
Universidad Católica de Colombia en Bogotá.
He narrado lo anterior con
la única intención de recordar cómo aproveché el tiempo y superé escollos y
segundo para hacer constar que cuando uno quiere uno puede. Es cosa de
decisión. Obvio que lo alcanzado no fue solo trabajo mío, no, mi esposa,
nuestros hijos, mi organización, el banco e Icetex, lo mismo que mis profesores
y compañeros de estudio lo hicieron posible. A todos gracias, y que Dios los bendiga.
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