OPINION, 15 abril 2021
De los mejores tiempos que tuvimos con nuestros padres, en la niñez y luego en nuestra juventud, fue escucharles intercambiar opiniones sobre cosas diarias y así aprendimos, a tierna edad, muchísimas cosas que nos vendrían a servir en la vida, tiempo después.
Sus comentarios sobre la vida
diaria venia más que todo relacionado con la familia y la importancia de sus
relaciones con cada uno de los miembros. Por otro lado el cómo aprender a ser
independiente, como ellos lo eran. Recuerdo como mi padre, al inicio de su
carrera como empresario ebanista inició su trabajo colocando su banco con mira
al balcón de una de las alcobas que daban a la calle.
Es muy probable que muchos negocios no se hicieran con los
vecinos, aun así el paso diario de muchos de ellos, les iban familiarizando con
el medio. Lo importante, era cómo él ponía su negocio al servicio de la
comunidad. Así nació una empresa que acompañó a papá y mamá hasta avanzada edad
y parcialmente a los dos hijos mayores, mi hermano mayor y quien esto escribe.
Personas que nosotros
conocíamos o entrabamos en contacto, nos hacían ver que para nuestra edad éramos
“maduros” en nuestra forma de pensar y actuar. Esto nos posicionaba como
jóvenes con un claro futuro, aun cuando era difícil, para aquellas épocas,
determinar hacia donde “enfilaríamos nuestras baterías”.
Los años han pasado y de estos
debemos agradecer a Dios habernos guiado por el camino correcto. Inclusive
llegando a esta tierra de promisión. Comprar casa fue una de las experiencias
que sin mayor conocimiento del medio y de los procesos que debíamos tomar en
cuenta, superamos exitosamente.
Recuerdo cuan triste me puse
cuando me dijeron que recién llegado no podríamos compra casa, por no tener un
buen “Credit report”. A pesar de mi desconocimiento, pronto me di cuenta que el
Credit report lo hace uno. Y cosa bien particular, nosotros ya lo habíamos hecho,
pero no lo sabíamos. Nuestra cuenta bancaria en este país, de hacía unos 20
años, hablaba por nosotros. No hay duda que empezar bien desde el principio, es
lo adecuado.
Excepcionalmente, no siempre,
es así de simple. Por ejemplo, existía la posibilidad de adquirir un
apartamento. El solo pensar en él nos alegraba. Apareció de pronto, lo que ya
habíamos conocido, pero era para compra “As is”, mejor dicho, tal como está.
Esto puede ser bueno para vender, pero no así para comprar, pues nos puede salir “gato por liebre”.
El precio era atractivo, al
igual que el número de dormitorios y baños, pero sin verlo era un gran riesgo.
Una vez visitado, lo encontré atractivo. La idea era que se vendía “As is”. El
lado un poco difícil era que la venta era directa, debiendo tanto el vendedor como comprador, realizar todos los
tramites respectivos. Por otro lado y dado que ésta era parte de un condominio, teníamos que presentar hoja de
vida, edad, ingresos, presentación de declaración de renta de los últimos tres
años, ingresos mensuales de los últimos tres años, etc.etc. Pensé que este
ejercicio era para manejo manual, no, era a través del computador.
Para poder estar a la altura
tanto del manejo de la información y del lenguaje propio de la compra ventas
tuve la buena fortuna de contar con el apoyo con dos expertos. Una experta en
el manejo del computador y mi mentor, que de inmediato me orientó sobre cómo
manejar la información y preparar el contrato de compra venta, Purchase
Agreement, obviamente con un formato ya listo para tal gestión.
Generalmente creemos que todo
es “soplar y hacer botellas”, pero no. Había que contratar a un Inspector profesional
para que evaluara en qué estado se encontraba el apartamento, aun cuando la
venta era “As is”. En el intertanto había que llenar los formularios del
condominio y entrar en contacto con la compañía que se encargaría de preparar
la nueva escritura.
Yo no tenía conocimiento de
este tipo de inspección. Afortunadamente me recomendaron uno que ya había
trabajado para ella, aceptó hacerlo de inmediato. Después de realizar su
inspección en formato de 19 hojas, presentó sus datos y conclusión, que las
reparaciones locativas representaban la mitad del valor de compra. Que debería
cubrir los dueños o quien comprara en caso de aceptar “As is”.
Gracias a mi mentor, a nuestra
experta en manejo de programas de cómputo, a los funcionarios del banco, a la
representante de la oficina de titulación, por su orientación sobre los trámites
pertinentes y en especial a mi esposa por su intuición que ese apartamento no era para nosotros.
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