domingo, 17 de enero de 2021

QUERER ES PODER EN HONOR A MI ABUELITA MATILDE

 OPINION, 20 enero 2021

Desde temprana edad sentí el deseo de compartir el conocimiento tanto del inglés como de la pintura, obvio aun sin suficiente experiencia. Aun asi, como iba a compartir algo que tenía. Por el contrario, increíble, y aun así me inicié en tales lides. Un día hablando con mi hermano mayor, con cinco años más de edad, sobre que debería hacer en mi futuro, me dijo, enseña inglés. Pero si sólo llevo un año con clases privadas. No importa enseña lo que has aprendido. Tú sabes mucho comparado con él que no sabe nada. ¡Wow! ‘Se salvó la patria”. Tenía razón.

Mucho antes de esto, nuestros padres descubrieron, antes que yo, que de niño era apasionado dibujando las caricaturas del periódico, en particular las historietas a color de los domingos. Primero, utilicé cuadernos, pero poco a poco papel periódico y finalmente papel para dibujo. Me costaba unos pesos. Es interesante, dinero no había, aun así me debía alcanzar para lograr mi objetivo, y lo logré, no solo en ese campo, pero en otros que me posicionaron hasta donde hoy me encuentro.

Una vez terminé mi primaria, empecé a trabajar en la fábrica de muebles que mis padres tenían. Con el dinero que yo ganaba me daba el gusto de visitar una papelería donde compraba el material necesario, en particular los dibujos profesionales que me orientaban como y que debía yo dibujar. Esto me motivaba muchísimo pues eran tan realistas, que así yo podría fijarme metas. Difícil pero lo intente. Solo muchos años después me di cuenta lo que había hecho y como había fundamentado mi vida profesional.

El dibujo se convirtió en mi hobby. Tanto que una vez mis padres consideraron que yo debía estudiar como dibujar. Poder hacer esto a relativa tierna edad, unos 15 años, era algo excepcional en casa, No se cómo, pero llegué a inscribirme en las clases de extensión en la Universidad Nacional de Colombia, una de las más grandes e importantes de aquella época, División del Departamento de Diseño, primero en dibujo artístico y dos años y medio después en dibujo arquitectónico. Clases nocturnas.

De día era imposible estudiar, ya que tenía que trabajar, pero no así de noche. Esto fue espectacular, 5 años de estudios  consecutivos. En los dos años y medio de dibujo llegue a dibujar en modelo natural y dos y medio años después de dibujo arquitectónico, inclusive con diseño y trabajo de maquetas.

No sé cómo me dio por dibujar de frente a mi bella abuelita Matilde, madre de mi padre Pedro. Debo hacer un pare. Sí yo hubiera esperado hasta que aprendiera bien, de seguro no hubiera logrado la satisfacción, el gusto, el recuerdo, de algo que sobresalió en mi época y nuestra familia. Aquello, precisamente, me dio, más tarde, ánimo para seguir adelante, superando etapas. No había necesidad de tener la perfección sí había el espíritu de la realización personal.

El objetivo era dibujarla a lápiz. Tal ‘hazaña” era algo excepcional. Primero, que ella creyera que yo podía hacerlo y segundo que ella posara. Ella con su precioso genio de bella abuelita, de aquellos tiempos, hace unos 65 años, estuvo más que anuente. Para ello debía contar con un atril, un tablero de triples y los lápices que compraría en la librería.

El resultado fue algo inesperado. Quedo tal como ella era. Mis padres quedaron gratamente impresionados. Mi padre de inmediato hizo el respectivo cuadro y en ceremonia familiar hicimos la introducción colocándola en nuestra sala. Todo aquello quedo para recuerdo de la bella abuelita y del amor que todos le expresábamos.

Gracias a los estudios realizados dieron base para que años más tarde y ya lejos de la bella patria pudiera continuar mi formación, pero ya no con dibujos en hojas de papel sino con oleos gracias a la dirección del reconocido profesor Mario Mutis, pintor de gran prestigio, aun residente en Port St. Lucie. Gracias a sus tres años de clases, realicé 13 pinturas. Tuve la oportunidad de  exhibirlas en varios lugares en la Costa del Tesoro, en especial la Indian River State College, en Fort Pierce, Mariner Sands Contry Club, en Stuart  y Morningside Library en Port St. Lucie.

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