OPINION, 14 de marzo de 2019
Mucho se ha y continuará
escribiendo sobre el sueño americano. Magnifico. Encontrar una definición de lo
que ello significa, para cada uno, en cada época, en características
diferentes, da muchas posibilidades para llamarlo así.
Dadas las muchas alternativas
que se presentan también es difícil definir si no sería mejor llamar el logro
de lo que alguna vez pensamos sería viable, se hizo realidad. En otras palabras
se logró lo que tras años de superación personal hemos logrado alcanzar. Esto
me parece más viable y alcanzable. De todos modos requiere una completa
entrega, superación de dificultades en forma exitosa y finalmente lograr lo que
llamaremos, la satisfacción personal.
Este gratísimo sabor que deja
el alcanzar lo que nunca se pensó lograr, pero estaba dentro de los potenciales
planes, si así los podemos llamar. Tomemos en cuenta que en muchas
circunstancias lograr algo, no es suficiente para nuestras aspiraciones y
realización personal.
A donde quiero llegar, era
bien difícil pero no imposible, que lo que nuestra madre, en ocasiones decía, que algo teníamos
nosotros de esta tierra que nos hiciera añorarla. Claro, sin conocerla, solo
por los relatos de quienes las habían visitado o vivido, nos daban una vaga
idea de ella.
Entre ese momento y la llegada
a este país pasaron muchísimos eventos que aun cuando uno no lo crea cada uno
fue hilando un camino para llegar al derrotero que nunca nos fijamos como meta
de vida a conseguir, pero que Dios nos fijó como derrotero en esta tierra de
leche y miel.
No obstante, precisamente los
eventos que se presentaron fueron marcando ese destino no en vano mi contacto a
tierna edad con el inglés iría a fijar el inicio de la relación con esta
tierra, luego trabajar para una organización educacional que a su vez me guiara
para trabajar con una organización cuya oficina regional se encontraba
precisamente en Washington D.C. Pareciera
como coincidencia, pero no, así estaba marcado.
Por otro lado, nuestro ideal,
como pareja era que nuestros hijos recibirían educación en este país, era algo utópico,
dadas las circunstancias que se presentaban. No obstante el destino era más
fuerte que nuestros sueños. Mejor dicho, Dios estaba guiando nuestros pasos
donde El sabía que llegaríamos.
Esta parte es de fundamental
importancia en nuestra vida. La mano de Dios estaba labrando nuestro destino
para alcanzarlo. Nosotros a su vez
contábamos con la fuerza, preparación, educación, contactos de trabajo, etc. en
este país.
El hecho de que tres de
nuestros hijos recibieran educación
superior en este país corroboraba nuestro destino en esta tierra. Los recursos
necesarios se lograron tanto allá como acá. El estar relacionados con el centro
de operaciones, en otras palabras las relaciones de trabajo creaban
conocimientos de este país que nos favorecieron de inmediato.
Eso era ellos, pero que tal
nosotros, si nuestros sueños lo que a la par de la programación del futuro de
nuestros hijos día a día se iba consolidando
como un algo que tenía raíces muy profundas que facilitaban en grado sumo el
logro esperado.
Tal logro nació en esta tierra
como algo no esperado. Si, si nosotros hubiéramos sabido que íbamos a crear
algo con bases sólidas que acogiera la comunidad, posiblemente no lo hubiéramos
empezado. Cuando los entendidos nos cuentan como nacen las pequeñas empresas y
lo que se debe tener y disponer de capital, entre otros requisitos, hacen que
uno desde el principio deje a un lado lo que llamamos el Sueño Americano.
La capacidad económica, factor
fundamental en cualquier empresa, con o sin ánimo de lucro nunca nos fue una
limitante. Por el contrario, en nosotros estaba la capacidad personal para
lograr las metas que cada día demandaba nuestra misión. Generosas personas e
instituciones hicieron posible alcanzar nuestro logro. La forma como nos
posicionamos nos permitió crecer y lograr el patrocinio de la comunidad.
¿Qué tal la edad? Cuando ya la
mayor parte de la población jubilada descansa de la pesada labor realizada, para
nosotros fue el mejor resorte que pudimos ofrecer para propulsarnos en la
dinámica del logro, dejando a un lado las expectativas de descanso por la labor
a realizar.
Hoy en día, pasados ya 18 años
de dedicación exclusiva a la comunidad de la Costa del Tesoro, nos llena de orgullo el saber que nos queda la
satisfacción personal. Aquel sabor que solo se logra cuando se alcanza una meta,
cuando se ve y palpa el resultado alcanzado. A muchos debemos el reconocimiento
por su dedicación, confianza, entrega sin reconocimiento en metálico, pero si
con gratitud.
Gratitud de satisfacción por
el logro alcanzado. Superación de la población estudiantil en más de cien
estudiantes en la actualidad, siguiendo cursos de inglés, español, francés,
italiano y hasta hace poco de alemán. Sin mencionar las clases de español para
niños y la preparación y obtención de ciudadanía para más de 400 coterráneos
que hoy hacen gala del derecho al voto. Que unidos nos hacen dejar en alto la
labor que Hispanics in Action, Inc. desean para su querida, creciente y siempre
generosa comunidad.
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